Había una vez un magnífico Pegaso blanco, que se llamaba Nimbus, en honor a las nubes que surcaba, con sus enormes alas que brillaban como la luna. Su pelaje era suave y reluciente, pero lo que más destacaba eran sus ojos por su mirada inteligente.
Un día, volando por los cielos azules, decidió bajar a un prado verde para descansar y beber agua en un pequeño arroyo que por allí corría, cuando se disponía a beber, escucho unos cascos y al mirar se encontró con un Unicornio de arcoíris, que pastaba tranquilamente en la pradera, su melena resplandecía en todos los colores del horizonte y su cuerno destellaba con un brillo mágico.
El Unicornio arcoíris tenía el nombre de Prisma, porque reflejaba la luz y los colores del mundo a su alrededor, al igual que Nimbus, estaba tratando de llegar al País de la Fantasía.
Nimbus le dijo a Prisma, que Juntos, formarían un dúo brillante para ir en busca de ese país de la Fantasía, pues dos cabezas piensan más que una, por lo que decidieron hacer el viaje juntos, llenando el camino de alegría, magia, y aventura, los dos hicieron buenos amigos rápidamente y decidieron emprender juntos una aventura, para encontrar el País de la Fantasía. Volaron sobre montañas doradas y ríos de cristal hasta llegar a aquel lugar maravilloso lleno de flores cantantes y árboles danzantes.
Cuando llegaron a su destino, aquello les deslumbró, era mejor que lo habían imaginado, cuando descendieron a un prado, se encontraron a un pequeño dragón llamado Chispitass, que estaba llorando, le preguntaron que porque estaba triste, y el pequeño, les dijo que no sabía “vuolar”, ni echar fuero por sus fauces, solo unas pequeñas chispas y un poco de humo.
Los dos amigos le dijeron, que cuando estuvieran ya asentados en el sitio, le enseñarían a “vuolar” como decía él, y le explicarían cómo elevarse entre las nubes mientras reían en su mágica tierra llena de maravillas.
Así fue así como, conocieron a su primer amigo en el nuevo lugar, crearon lazo inquebrantable entre ellos tres, explorando cada rincón del país donde todo era posible.
Mientras investigaban, poco a poco, un manto oscuro, iba como una manta, tapando todo el País de la Fantasía, y Nimbus, Prisma y Chispitas, se pusieron a buscar un sitio para pasar la noches, y de repente escucharon risitas suaves que resonaban entre los árboles brillantes, siguiendo el sonido, encontraron un grupo de hadas danzando en un claro iluminado por luciérnagas, les recibieron muy amigablemente y cuando les dijeron que necesitaban un sitio para pasar la noche, iluminando el camino, les acompañaron a la ciudad de la magia, allí vivían y podían elegir el lugar que deseasen que no estuviese ocupado.
Las hadas eran pequeñas y luminosas, con alas transparentes que destellaban como diamantes al sol; tenían vestidos hechos de pétalos y hojas, y sus ojos reflejaban estrellas; cada una tenía su propia chispa única, y vivían en unas casitas que parecían linternas colgadas de las ramas de los árboles, construidas con pétalos de flores gigantes, y hoja decoradas, que decoraban con cristales mágicos.
Estas preciosidades, se dedicaban a cuidar la naturaleza; hacían crecer flores cantoras, guiaban a las abejas para que encontraran las mejores plantas, acompañaban a los colibrís para que libaran en los mejores sitios, y las libélulas fueran a los arroyos con el agua más clara, a las mariposas que bailaran en los prados más verdes, les hizo gracia Chispitas que soñaba con volar alto junto a sus amigos voladores, las hadas le prometieron que ellas también le ayudarían con su polvo mágico, y creando vientos suaves para que él pudiera elevarse; Chispitas se puso muy contento, pues estaba seguro, que volaría.
Así pasaron días llenos de risas, magia e imaginación mientras todos juntos decidieron enseñar a volar a su pequeño dragoncito, que en pocos días había crecido mucho, Nimbus lo subió a su grupa junto, le soltó en el aire, y las haditas volando a su alrededor echaron polvo de hadas y Chispitas voló. Que feliz estaba.
Todos juntos, se fueron a buscar un lago encantado que no sabían donde estaba, pero que unos gnomos les habían indicado el camino, también les habían dicho que tal vez se enfrentasen a algún desafío, pero juntos eran más fuertes, y lo vencerían.
Mientras volaban sobre bosques dorados, se encontraron con una oscura niebla que cubría el camino, al acercarse, descubrieron que era la bruma que había sobre una ciénaga, que antes había sido un precioso lago, pero que un antiguo hechizo lanzado por una bruja solitaria, lo había echo feo, y esa niebla había atrapado a los habitantes de una pequeña aldea, entre todos determinaron eliminar la bruma, y las hadas usaron su magia para disiparla, y así ayudar a liberar a todos los habitantes, pero no pudieron.
Su magia no funcionaba, la bruja había dejado una trampa, y es que para liberarlos deberían hacer tres retos.
El primero, era atravesar el Puente de las Ilusiones sin dejarse engañar, para luego resolver la adivinanza de un sabio búho guardián, y finalmente encontrar la flor mágica, que se llamaba “Flor de Luna” y que florecía e solo bajo la luz de la luna llena.
Y al terminar todos los retos, los habitantes volverían a sus casas, y el lago que buscaban, que ahora era una ciénaga, volvería a ser un hermoso estanque, lleno de peces, cisnes, patos y demás criaturas.
Nimbus, usó su agilidad para cruzar el puente, Prisma resolvió la adivinanza que le propuso el buho, las hadas junto a Chispitas; buscaron y encontraron la flor de luna, que deshacía los hechizos.
Esta Flor llena de magia, era una planta delicada con pétalos plateados que reflejaban la luz de manera hipnótica, creando un brillo suave en la oscuridad, y emanaba una fragancia dulce y envolvente, esa era la flor que tenía el poder de romper encantamientos, sí alguien lo pedía con sinceridad desde el corazón. Además, sus raíces estaban conectadas a la energía del País de la Fantasía, manteniendo equilibrado todo su ecosistema mágico.
La flor de luna, tenía el resplandor plateado más brillante que jamás habían visto, todos juntos para ser más fuertes pidieron el deseo desde lo más profundo de su corazón.
Desearon que todos los seres atrapados por un sueño profundo, se despertaran, ese fue un momento donde su valentía e intención pura, sus pensamientos brillaron intensamente, incluso más que las propias estrellas, todos volvieron a su estado natural, como si el tiempo no hubiese pasado, ni nada hubiera ocurrido.
Las propiedades mágicas eran únicas, y como un resorte se pusieron en marcha, cuando la tocaron todos a la vez, con el mismo pensamiento.
Su luz emitió unas ondas de energía mágicas que rompieron el encantamiento, Las partículas brillantes generadas por la flor envolvían a quienes estaban atrapados en sueño profundo, despertándolos lentamente mientras los conjuros se disipaban.
La bruma de la ciénaga desaparició y de la oscuridad paso a la luz, apareciendo un maravilloso lago de aguas azules transparentes, llena de peces de colores, cisnes, patos, gansos y todos los seres que en esas aguas vivían.
Los habitantes volvieron a sus casas y el maravilloso lago volvió a tener la vida que siempre había tenido, y la bruma se disipó para siempre.
Las haditas, volvieron a su aldea, y los tres amigos, volaron a correr nuevas aventuras.
La bruma de la ciénaga desaparició y de la oscuridad paso a la luz, apareciendo un maravilloso lago de aguas azules transparentes, llena de peces de colores, cisnes, patos, gansos y todos los seres que en esas aguas vivían.
Los habitantes volvieron a sus casas y el maravilloso lago volvió a tener la vida que siempre había tenido, y la bruma se disipó para siempre.
Las haditas, volvieron a su aldea, y los tres amigos, volaron a correr nuevas aventuras.
BukarteZ - 2003