Translate

miércoles, 16 de octubre de 2024

LA BRUJA CURUJA Y LOS LIBROS - BukarteZ

 




Durante los viajes que hacía la bruja Curuja, conoció edificios mucho más altos que árboles gigantes, ciudades ruidosas y con muchas prisas, por lo que decidió conocer más ese sistema de vida tan loco, ella como solo conocía la vida tranquila de su ciénaga y la isla del pirata Malapata, como la bautizó, por lo que le llamó mucho la atención, como vivían otras personas.

Curuja leía muchos libros, pues era la forma que ella tenía de aprender hechizos nuevos, plantas desconocidas, recetas de pócimas, y mil ungüentos para diferentes males del cuerpo, sobre todo, le interesaba aprender porque a ella le dolían tanto sus maltrechos huesos, que con sus cremas y pociones conseguía mejorar su dolor, aunque desde que vivía al sol en la playa de la isla de Malapata,  y no en el húmedo bosque con esa ciénaga, había mejorado mucho.

Cuando iba a la ciudad, le gustaba asomarse, con cuidado para no ser vista a las ventanas donde los niños y las niñas vivían y observó, que no solían jugar con otros amigos, ni leer libros, que solo tenían en las manos unas cosas muy raras, de las que no levantaban la vista, pasando horas y horas delante de aquellos artilugios.

Nosotros si sabemos lo estaban usando, eran las pantallas: de tablets, teléfonos inteligentes, ordenadores, televisores, y toda la tecnología que podamos conocer.

Al regresar a su casa en la isla, un día estando sentada debajo de una palmera, donde tomaba el sol, le pasó lo que a Isaac Newton con la manzana, pero esa es otra historia, a ella no le cayó esa fruta, le cayó un coco, que le dió en su "coco" y le hizo un chichón y con el golpe, mientras veía pajaritos revoloteando alrededor de su cabeza, se le ocurrió, una idea.

Volvió a la ciudad, y decidió que con su magia, iba a solucionar el problema de la lectura, y que cada vez que un niño o una niña abriese un grifo para beber agua,  ducharse, y en cualquier sitio usar un grifo,  le caería un cuento, y dicho y hecho, así empezó la historia.

Ramón, era un niño que jamás había abierto un libro, sino eran los del colegio, y con todo y con eso, no era muy buen estudiante.

Al leer cuentos o libros en general, es más fácil después estudiar, pues se entiende lo que se lee, los mayores lo llamamos comprensión lectora.

Curuja, empezó a meter libros, y más libros en las tuberías del agua, y los cuentos como si de una carretera o calle se tratase, empezaron a circular, y como Curuja había metido tantos libros, se montó un gran atasco, unos empujaban a otros, se salían de la ruta, chocando con tanta fuerza que algunos perdían sus hojas, por lo que no servirían, sino se podían leer.

Curuja volvió a su casa, desanimada, pensando que no era buena idea, pero no se quedaba tranquila, no le gustaba que no se leyera, de repente pasó Sibila, rozándole con su rabo y se acordó de los ratones que ella perseguía y trataba de cazar, tal vez, era buena idea hablar con los ratoncillos que andan por las tuberías y hacerles guardias ratoneros de tráfico de libros.

Montada en su escoba y y esta vez sin su gata, volvió a la ciudad, no fuera que se pusiera  a perseguir y a los ratones con los que quería charlar..

Se metió en una alcantarilla, y como si se tratase del flautista de Hamelin, tocó un silbato; llama ratones, y de repente, estaba rodeada de centenares de ellos, que se subían hasta por las paredes.

La bruja, les explicó el plan y montó un ejercito de ratones que serían los encargados de dejar pasar agua o no, para que fluyeran los libros, y además controlar en tráfico para evitar que se amontonasen, y así pudiesen llegar a su destino, que eran las diferentes partes de la ciudad. En el momento en que un niño o niña abriese un grifo para usar el agua, le caería un libro.
el asunto funcionó, y miles de libros iban navegando por las tuberías, libros de aventuras, cuentos, libros fantásticos, y toda clase de literatura infantil que hubiese y que te puedas imaginar.

De repente, Ramón, se fue a duchar, y al abrir el agua, le empezaron a caer libros, como si de gotas se tratara, claro estaréis pensando, que como cabían los libros por los agujeritos de la alcachofa de la ducha o los grifos, al ser más pequeños  que un libro, pero eso también lo tenía solucionado Curuja, pues lo libros solo volvían a su tamaño real, una vez en contacto con el aire.

Al llegar Ramón, llevaba los ojos como platos, ansioso por contar a sus compañeros lo ocurrido, cual fue su sorpresa, porque a todos les estaba pasando lo mismo, iban a beber agua en el patio de la escuela; salían libros, iban a ducharse; caían libros, lo mismo pasaba por todos grifos de la ciudad, cada vez que un niño o niña quería usar el agua; le caían libros.

El asunto era tan extraño, que la curiosidad les hizo leer, a ver sí descubrían que estaba pasando, y con la curiosidad infantil, leyeron y leyeron hasta dejar de lado las maquinitas y volvieron a jugar entre ellos y hablar de lo que estaban leyendo.

Los niños y niñas Al haber adquirido el hábito de la lectura, la bruja decidió que era el momento de que todo volviera a su estado anterior, estando muy feliz con su trabajo bien hecho.

Su plan había salido perfecto y con el resultado que debía tener.



BukarteZ 2024