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sábado, 26 de octubre de 2024

LA REINA Y EL TRONO DE MARFIL - BukarteZ

 


En un lejano reino vivía una princesa llamada Verónica, además de bella todos la querían por tener un corazón amable y una sonrisa contagiosa, vivía feliz en su palacio sin preocupaciones, cantando por los jardines, mirando los nenúfares que flotaban en el estanque, donde los cisnes majestuosos nadaban, junto a los peces de colores, todo era paz, felicidad y armonía.

Pero cerca de ese lugar, en un bosque oscuro y tenebroso, vivía un mago, que odiaba ver a la gente feliz, y por eso no soportaba a la joven princesa, era un hombre amargado, que vivía mirando la vida de los demás, en lugar de preocuparse de la suya, no soportaba tanta felicidad, y un día que la vio paseando por los jardines, contenta como siempre, la mandó un conjuro, deseando que cuando fuese mayor no fuera feliz.

Cuando llegó a la mayoría de edad, la princesa seguía siendo feliz, su maldad no había podido llegar al corazón bondadoso de la princesa, por lo que tuvo que inventar algo, para que no estuviera siempre contenta.

Se convirtió en reina encantadora, y eso le hizo entrar en cólera y pensar en algo, para que dejara de serlo, no sabía porque la maldición no había funcionado, y mientras tanto ella seguía canturreando entre los rosales.

Un día la reina, recibió de regalo anónimo, era un trono magnífico hecho de marfil, ella estaba muy contenta con aquel obsequio, era precioso, pero era un regalo envenenado, estaba encantado con un maleficio que pronto descubriría.

El trono tenía un poder misterioso y maligno, a partir de ese momento, no podía pasear, ni alejarse de él, siempre que intentaba alejarse, el trono la atraía mágicamente de vuelta, y se sentaba, se pasaba la vida sentada, allí sin poder salir de paseo, como lo solía hacer por el jardín.

No podía alejarse de él, cada vez que daba tres o cuatro pasos, inmediatamente e irremediablemente el trono la atraía hacía él, de manera que no podía salir a ninguna parte, como hacía cuando era una alegre princesa soñadora, solo podía escuchar el canto de los pajaritos a través de las ventanas del palacio, su tiempo de libertad se había acabado, ahora era prisionera de ese trono, blanco y frío, recordaba los tiempos en que no tenía que estar sentada en ningún trono, por muy de marfil que fuese.

Verónica se sentaba con tristeza, estaba deprimida y apática, solo deseaba ser libre, sentada en su trono durante días y horas, añorando sus días felices.

Como pasaba tantas horas allí sentada, le daba tiempo para pensar, lo que más tenía era tiempo para pensar, estaba tramando como poder alejarse de aquel maldito trono en el que se pasaba horas y horas.

Se aburría mucho y pensó si al menos tuviera un libro, se le haría más corto el tiempo. Un día que el trono estaba más tranquilo de lo normal decidió alejarse y subió a la torre más alta del palacio, donde estaba la biblioteca.

Decidida a recuperar su felicidad y libertad, comenzó a investigar sobre antiguos hechizos y leyendas, no podía ser otra cosa, lo que le pasaba.

cuando llegó a la biblioteca se puso a buscar algo para leer mientras estaba perdiendo el tiempo en aquel horrendo trono, por lo menos leer la haría viajar, imaginar lugares hermosos, vivir aventuras y sobre todo investigar como acabar con aquel embrujo.

Estuvo merodeando por la biblioteca, escudriñando todos los rincones, tenía que encontrar algo, una pócima o lo que fuese, para acabar con aquella pesadez, y no encontró nada.

Rápidamente El trono la reclamaba nuevamente, salió corriendo, tenía que volver a sentarse en él, pero mientras corría para llegar, en su camino se encontró con un gnomo, los gnomos son muy sabios por lo viejos que son y por todo lo que han vivido, Palito, que así se llamaba el gnomo, le habló sobre el verdadero significado del liderazgo, el trono no era su líder, a un líder se le sigue, no obliga a que le sigan, y le dijo una frase: "La fuerza no reside en el trono sino en tu espíritu", desde entonces, seguía unida al trono de marfil, pero se lo tomó con filosofía y tranquilidad, decidiendo vivir adaptándose a la situación hasta que cambiase, si algún día lo hacía, pero la fuerza residía en ella, en su interior, y volvió a cantar, a reír, y ser feliz, en su trono de marfil.

Esperando o no tiempos mejores.


BukarteZ 2024