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sábado, 12 de octubre de 2024

LA BRUJA CURUJA SE VA DE VIAJE - BUKARTEZ





Aunque Curuja estaba feliz en la isla desierta donde la dejó el Pirata Malapata, estaba aburrida y quería volver a ver ciudades, y cuando ya se encontraba mejor de los dolores que padecía por la artrosis, decidió volver a hacer un viaje, estuvo planeando donde iría, pero encontró un problema, el pirata Malapata le había dejado en un lugar del que no tenía ni idea de donde estaba, por lo que debería emprender un viaje a la aventura, sin destino programado.

Una mañana se levantó decidida a empezar ese viaje, montándose en su escoba de nombre Saeta, que así le llamaba por lo veloz que era, junto con su gata Sibila, empezó a volar sin saber a donde, lo único que sabía es que la isla donde se encontraba era un lugar, que por lo que parecía podía ser el Oceáno Pacifico, debido a sus aguas calientes y transparentes como el cristal, que dejaban ver como los peces de colores nadaban en ellas, su color azul turquesa junto con la arena, tan blanca como la nieve, era la única pista que tenía.

Como experta bruja, tenía conocimientos de astronomía, por lo que conociendo las estrellas, planetas, el sol y la luna, podía saber donde dónde estaban los puntos cardinales, Norte, Sur, Este, Oeste, y la estrella Polar que era muy importante, siendo su único mapa para orientarse, como estaba en el trópico, no sabía en que fechas estaba, pero estaba cerca de la noche de Halloween.

Una vez que Saeta empezó su vuelo, lo hizo tan alto que casi rozaban las nubes, tras varios días de viaje, vieron una estatua muy grande, era una señora vestida con una túnica y se posaron sobre su antorcha, ella no sabía donde estaba, pero nosotros sí lo sabemos, era la Estatua de la Libertad en Nueva York, Estados Unidos.

Allí descansó un buen rato, quedábdose adormilada, pero poco a poco el sol se iba escondiendo y un manto gris y nublado iba cubriendo toda la ciudad, la noche estaba a punto de caer con toda su oscuridad, pero ella seguía en el cómodo rincón que había encontrado y de repente empezó a escuchar mucho barullo por las calles, y decidió salir a ver que pasaba, pero con precaución, no podía ser vista, era una bruja montada en una escoba.

Sorpresa, de repente vio multitud de brujas y pensó vaya he llegado a un congreso sin saber, bajaré para enterarme, y así poder participar, pero cual fue su sorpresa que además de brujas, había toda clase de monstruos, así que su idea no era buena, y detrás de unos enormes árboles en un gran parque volvería a volar hacía la antorcha.

Como iba tan rápido, no se dio cuenta que los edificios neoyorquinos son altísimos y se estampó contra uno de ellos, y el palo de Saeta de troncho, y comenzó a caer al vacío, hasta que dio con sus doloridos huesos en una terraza.

Esperó escondida para descansar y se pasara el dolor, para poder reparar su escoba, y proseguir su viaje. estuvo mirando que había en aquel sitio, y lo único que encontró, fue una mesa con unas sillas, unas lámparas y plantas y nada de eso le servía para reparar a Saeta, podría utilizar su magia, pero no servía para esos menesteres, sólo podía hacer conjuros, pócimas usando hierbas del campo, así que para reparar su escoba debía pensar en algo.

El tiempo iba pasando y decidió entrar a la casa, para buscar algo, vio una rendija de una ventana abierta, y trepando por la barandilla de la terraza entro en una habitación a oscuras, tropezó con una lámpara, que muy hábilmente sujeto para que no se cayese al suelo, no podía hacer ruido, no se despertaran los dueños.

Despacito y con mucho cuidado llego a un armario, lo abrió pero no tocó más que ropa, siguió tocando todo con cuidado, y con el paso del tiempo pudo ver algo, con la poca luz que entraba entre las cortinas, que abrió silenciosamente.

Al llegar a la cocina, se quedó asombrada, jamás había visto algo tan maravilloso, no lo parecía, era como un laboratorio, todo era blanco y plateado con una gran cocina central, pensó que jamás hubiera pensado que algo así existiera, y lo bien que le vendría a ella tenerla para hacer sus pócimas, medicinas, y esas cosas que hacen las brujas.

Muy despacio cerró la puerta, y como Sibila iba detrás, le pilló el rabo, dio un gran maullido y al saltar tiró unas cacerolas al suelo, y del estruendo pasados unos cinco minutos, aparecieron dos niñas, que se habían despertado con el maullido de la gata y las cacerolas y fueron a ver que pasaba, no tenían miedo, pues pensaron que había entrado un gatito y eso las encantaba, pero cuando dieron la luz, menuda sorpresa, una bruja en la cocina, pero tampoco se asustaron, al ser la noche de Halloween y como todos iban disfrazados pensaron que era su hermano mayor que a deshoras volvía de fiesta y como era tarde para no despertar a los padres entró a hurtadillas muerto de hambre a la cocina, para pillar algo de comida.

Curuja, se asustó más que ellas al ver que le habían sorprendido, y al saludar a las niñas, por la voz se dieron cuenta que no era su hermano y se empezaron a preocupar, pero Sibila empezó a ronronear y a pasar entre ellas para acariciarles con su cola y eso las tranquilizó, Curuja se presentó y les dijo cual era su nombre y la historia de porque estaba en su cocina.

Cuando las niñas vieron la escoba tronchada, y que la bruja no parecía tener malas intenciones, decidieron ayudar para repararla, y acompañaron a Curuja a una habitación que era el taller donde su papá hacía bricolaje, allí encontraron una cola de contacto muy fuerte para pegar la escoba, quedando como nueva, aunque era raro que se hubiera tronchado, pues la madera con la que están hechas las escobas voladoras, es de avellano, que es una madera muy dura.

cuando estuvo seca la cola, la escoba se sintió arreglada, empezando a volar por toda la habitación, muy contenta como dando las gracias a las niñas.

Las niñas pidieron a Curuja que las diera una vuelta en su escoba por  el cielo de Manhattan, pero ella se negó, no podían ser vistas, a cambio de la ayuda que le habían prestado decidió hacerles un regalo.

agarrando un trozo de cristal que había en un rincón, dijo las palabras mágicas “abra cadabra” y lo convirtió en un espejo mágico, como el de Blancanieves, y les dijo que todas las noches de Halloween, fueran al espejo y la llamasen "Curujaaaa" que ella volvería, para conceder a cada una un deseo.

Las tres salieron nuevamente a la terraza y llamando a su escoba Saetaaaaa,  acudió rauda y veloz, haciendo honor a su nombre y junto a  sibila se montó para salir volando, hacía otra aventura.



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