En la cálida sabana, donde las hojas susurraban al viento, vivía una avestruz llamada María Jesús, muy amistosa y simpática, con buenas ocurrencias para la diversión, y siempre estaba inventando algo.
Era conocida por ser la más rápida y elegante corriendo entre todos los animales, siempre corría, muy estirada mirando hacía delante para llegar a la destino lo antes posible, a todas partes iba corriendo, le gustaba la velocidad.
Como la Sabana siempre andaba todo el mundo ansiosos y estresados, "por si me comes o te como, te cazo o me cazas".
Un día, se levantó optimista y con ganas de organizar algún evento, donde todos pudiesen participar, decidiendo retar a su amigo el borrico Zacarías, que siempre andaba contento y rebuznando, que seguro que se apuntaba, para pasar un día de divertido, él sabía que no tenía nada que hacer contra su amiga, en las carreras, pero como era un juego, aceptó encantado, lo que querían hacer, era jugar.
El sol brillaba en lo alto del cielo azul mientras todos los animales se reunían cerca de un camino lleno de emociones, para pasar un buen rato, todos en armonía, pues a veces la vida allí, era demasiado intensa y acelerada.
llamaron a las elefantas, para que pisando crearan una pista, la hicieron bien ancha, y aunque trabajaron duro, seguía siendo polvorienta, el camino que usaron, era el suyo habitual donde iban a comer, por lo que estaba rodeada de grandes baobabs, cerca de las acacias que ofrecían sombra, y era el lugar preferido de los leones para su descanso.
El sol brillaba en lo alto del cielo azul mientras todos los animales se reunían cerca de un camino lleno de emociones, para pasar un buen rato, todos en armonía, pues a veces la vida allí, era demasiado intensa y acelerada.
llamaron a las elefantas, para que pisando crearan una pista, la hicieron bien ancha, y aunque trabajaron duro, seguía siendo polvorienta, el camino que usaron, era el suyo habitual donde iban a comer, por lo que estaba rodeada de grandes baobabs, cerca de las acacias que ofrecían sombra, y era el lugar preferido de los leones para su descanso.
A lo lejos se podía ver un lago donde andaban los cocodrilos tomando el sol, mientras esperaban alguna presa, que fuera a beber.
María Jesús sabía que ella era más rápida, pero retó a Zacarías, diciéndole a ver quién era más rápido, con una sonrisa amplia en su cara plumosa, aunque todos sabían que un burro no podría igualar la velocidad natural de una avestruz que corre a 69 km/h y un burro a 50 km/h, que tampoco está nada mal.
Los encargados de dar inicio a tan divertido evento eran dos criaturas muy queridas en la sabana; Tiko el babuino y la vieja la tortuga Veloz, la más sabia de todos, por lo que eran los mejores por sus habilidades, para organizar la carrera.
María Jesús sabía que ella era más rápida, pero retó a Zacarías, diciéndole a ver quién era más rápido, con una sonrisa amplia en su cara plumosa, aunque todos sabían que un burro no podría igualar la velocidad natural de una avestruz que corre a 69 km/h y un burro a 50 km/h, que tampoco está nada mal.
Los encargados de dar inicio a tan divertido evento eran dos criaturas muy queridas en la sabana; Tiko el babuino y la vieja la tortuga Veloz, la más sabia de todos, por lo que eran los mejores por sus habilidades, para organizar la carrera.
La cabeza pensante, de como se debía organizar roda la fiesta, por supuesto fue la vieja Veloz, que según decían, tenía más de 300 años.
Tiko, estaba subido sobre un baobab, dando instrucciones con mucho entusiasmo, mientras daba piruetas, por las ramas para animar a todos, y gritaba, avisando que faltaba poco para empezar, para que ese colocaran en sus sitios.
Los demás animales estaban muy entusiasmados, la jirafa Twiga la bailarina, estiraba su cuello curioso tan alto como un árbol para observar todo atentamente; un grupo de monos saltaba a su alrededor haciendo bromas, a la pobre jirafa.
Mientras tanto, el león don Leandro, profesor de baile, se acomodaba bajo la sombra de su acacia preferida, para disfrutar del espectáculo con aire regio, estaba pensando, si al acabar la carrera, montar un bailoteo.
Zacarías, Con toda su fuerza acumulada tras días entrenando al lado del estanque y practicando la mejor de sus salidas, mientras le miraban atentamente sus amigos los pájaros cantores, empezó a calentar sus patas y pezuñas, para no tener ninguna lesión.
Cuando todos estaban ya sentados y atentos, el mono Tiko, moviendo los brazos como si fuera un molino de viento, y con aires de juez olímpico, dio la salida, arrancando, la carrera al grito de ¡ya!.
María Jesús salió disparada como una flecha, gracias a sus largas patas ágiles, su cuello recto y estirado, en una carrera elegante, marcando el ritmo con golpes firmes de sus pies, contra el suelo caliente.
Mientras tanto, Zacarías, salió a su ritmo, sin prisa, pero sin pausa y avanzaba al galope, pero seguro con esa nobleza propia e inigualable que solo él poseía; cada paso que daba, sus pezuñas resonaban dulcemente como tambores alegres, marcando el ritmo en aquella maravillosa mañana africana.
María Jesús,tan rápida como rayo corría hacia adelante, mirando orgullosa de reojo hacia atrás, para saber donde andaba su amigo el borrico.
Cuando le veía, le preguntaba a gritos que como iba, se lo decía de broma, pero el podía llevaba un buen ritmo, de modo que no iba a hacer el rdículo, pero tampoco, lo iba a permitir su amiga.
Zacarías sonrió y rebuznó de contento, pues iba contagiado por el espíritu de alegría y diversión que se respiraba en el lugar, contestando a María Jesús, que le le estaba dando espacio, para no dejarla mal, y seguía a galope, todo lo rápido que podía, pero firme y decidido.
Zacarías sonrió y rebuznó de contento, pues iba contagiado por el espíritu de alegría y diversión que se respiraba en el lugar, contestando a María Jesús, que le le estaba dando espacio, para no dejarla mal, y seguía a galope, todo lo rápido que podía, pero firme y decidido.
Todos los que allí estaban, gritaban animando a los participantes,
viendo la gracia que tenía María Jesús y la alegría y el buen humor de Zacarías, aplaudían a ambos por igual.
La carrera comenzaba a tomar forma, y la avestruz iba sacando una ventaja considerable, a cada paso daba una muestra de su velocidad, sus plumas blancas relucían al sol como un destello, empujándose enérgicamente sobre el terreno seco.
Zacarías no se quedaba atrás, él era más lento, pero iba a por todas y corría a galope como si de un corcel se tratara, aunque avanzaba más despacio, seguía con determinación disfrutando del camino.
La carrera comenzaba a tomar forma, y la avestruz iba sacando una ventaja considerable, a cada paso daba una muestra de su velocidad, sus plumas blancas relucían al sol como un destello, empujándose enérgicamente sobre el terreno seco.
Zacarías no se quedaba atrás, él era más lento, pero iba a por todas y corría a galope como si de un corcel se tratara, aunque avanzaba más despacio, seguía con determinación disfrutando del camino.
era feliz viendo cómo todos los demás le apoyaban, incluso algunos los suricatos, se pusieron de pie y comenzaron a bailar al ritmo de sus propios corazones por ver al burrito tan valiente.
María Jesús miró hacia atrás y vio como Zacarías, se estaba quedando lejos, decidió bajar la velocidad, pues se trataba de un juego entre amigos, no era cuestión de humillar a su rival.
Como le estaba esperando, vio como se acercaba Zacarías con esa sonrisa inconfundible, no había otros dientes como esos en toda la abana, tuvo que frenar unos segundos más para esperarlo, todos sabían que jamás un burro ganaría a una avestruz, pero era divertido.
María Jesús miró hacia atrás y vio como Zacarías, se estaba quedando lejos, decidió bajar la velocidad, pues se trataba de un juego entre amigos, no era cuestión de humillar a su rival.
Como le estaba esperando, vio como se acercaba Zacarías con esa sonrisa inconfundible, no había otros dientes como esos en toda la abana, tuvo que frenar unos segundos más para esperarlo, todos sabían que jamás un burro ganaría a una avestruz, pero era divertido.
Entonces la vieja tortuga Veloz, se acercó al mono Tiko susurrando, para comentarle lo rápido que era Zacarías, aún siendo un burro, en comparación con una avestruz.
Veloz, sabía que cada uno tenía sus propias cualidades, y el estilo no era lo importante, lo mejor de todo era como estaban disfrutando en paz y armonía.
Con una mirada cómplice entre los dos competidores, decidieron seguir juntos al galope al ritmo que marcaba Zacarías, que era el más lento, y a esa velocidad, cruzaron la meta.
No habiendo ganador, pero si un ejemplo de compañerismo, amistad y nada de egoismo.
Los gritos de los asistentes, estaban al máximo nivel cuando ambos saludaron a todos. Todo lo habían hecho por pura diversión, y don Leandro organizó, en un momento la fiesta para celebrar la amistad.
Los gritos de los asistentes, estaban al máximo nivel cuando ambos saludaron a todos. Todo lo habían hecho por pura diversión, y don Leandro organizó, en un momento la fiesta para celebrar la amistad.
Lo importante no es ganar sino participar, y cada un, con sus características y capacidades diferentes.
BukarteZ - 2024