EL COMERCIANTE ASTUTO - BukarteZ

 EL COMERCIANTE ASTUTO

Fuente ilustración: Dario Madrid (2020)

Jamaica durante el s-XVI era el lugar preferido para esconderse los bucaneros, y piratas en general, que pertenecía al Imperio Británico.

En isla Caimán vivían dos amigos que eran muy ricos, por los oficios que tenían, Oliver era un artesano de patas de palo, ya que era su especialidad, por lo que tenía un gran prestigio y muchos de los filibusteros se acercaban a su negocio, para que les hiciese el extremidad que habían perdido en alguna disputa o alguna batalla de las que suelen tener los piratas.

William era reducidor, que así se llaman aquellas personas que comercian con objetos robados, sabiendo que lo son,

Todos los objetos que conseguían los piratas en sus ataques, tanto a barcos como a ciudades costeras, los compraba William, pero por desgracia en esas luchas, no todo eran ventajas.

Los piratas al quedar  maltrechos, y con botines que vender iban a isla Caimán a esconderse, a repararse y de paso vender los objetos procedentes de los saqueos, ya que gastaban mucho dinero en el juego,  las tabernas y alguna bella muchacha.

Como las piernas que fabricaba Oliver, eran tan famosas, a veces incluso venían clientes honrados, que por alguna circunstancia había perdido la suya, su fama se debía, a que pesaban poco por lo que las convertían en muy ágiles.

Se puso tan de moda las patas de palo que algunos piratas, se hacían cortar la pierna, para dar un aspecto más feroz a su cuerpo, y de ese modo ir a isla Caimán para que Oliver le hiciera una.

Un día William el joyero, fue atracado por unos piratas, intentando llevarse todo lo que poseía. Sin embargo, otros piratas que estaban merodeando la zona, para trapichear con sus cosas, por lo que al ver que otros estaban saqueando la tienda, fueron también a tratar de sacar provecho a la situación y robar a los ladrones y la tienda, entre filibusteros andaba el juego, y tal fue el alboroto que William, que aunque no tenía posibilidades de defender suyo, se metió en la trifulca, acabando muy herido y con las piernas maltrechas.

Cuando acabó toda la pelea, William se encontró en un mar de sangre tirado en medio de su negocio, con todo esparcido por el suelo, y en algún rincón, o debajo de algún mueble, aún quedaba algo de valor.

Los vecino de otras tiendas, le llevaron al médico, para que no se desangrara y muriera, los galenos en esa época no tenían anestesia, ni medios para operar, como los actuales.

De manera que emborrachando a William con ron, que es la bebida que más se consumía en esa época y en ese lugar, y poniéndole un palo entre los dientes, para que lo mordiera y aguantase el dolor, se dispuso el matasanos a operar.

Como de esperar, la cosa no era fácil y por supuesto no acabó bien, de modo que William perdió una pierna y de la otra se quedó cojo. Cuando estaba ya en su casa recuperándose poco a poco, le visitó su amigo Oliver, para darle ánimos, saber como se encontraba y por supuesto, ofrecerle como regalo una de sus patas de palo.

El artesano, puso tanto interés en crear una pata para su amigo, que estuvo haciendo ensayos e intentar inventar algo novedoso, algo especial, algo que no existiera y pudiera suplir a la perfección una pierna de carne y hueso, con el fin de que no se notara que la pata era de madera.

Con mucho esmero, talló la madera y la pintó con tanto detalle que parecía de verdad, pero William tenía un problema, que como la pierna izquierda le había quedado regular, el hombre no se podía sostener de pie, y tendría que usar muletas, lo que desagradó al negociante, frustando mucho a  su amigo que había hecho todo lo posible por agradar, por lo que se puso muy triste, se marchó y jamás volvieron a verse.

El había creado una pata que aún no existía, había mejorado su movilidad, estética y funcionamiento, inventando un sistema para poder doblar la rodilla,.

Con este asunto William agrió su  carácter, al haber cambiado y se había convertido en un hombre antipático, mal encarado y con un corazón tan frío como el hielo, dejando de ser amigo de Oliver, y se estaba transformando en un pirata.

Como ya no tenía nada que perder, estaba hundido en la miseria, tanto de alma como de cuerpo, y pobre como las ratas, decidió hablar con el gobernador, al que le vendía cosas a buen precio y con esa confianza que se tenían, le solicitó, la autorización para ser corsario, pasando de ser un simple reducidor a tener la autorización de su gobierno para atacar, pero solo a barcos de países rivales, para lo que le entregaron un documento que se llama Patente de Corso, con la salvedad que parte del botín era para el gobierno que trabajaba.

Como el no era pirata, no sabía nada de piratería, pero si era un gran negociante y en el fondo, por su anterior trabajo también era un pirata, pues engañaba y  robaba, incluso a los piratas que iban a vender a su tienda.

A través de los años había conocido a expertos capitanes que poseían barcos, decidió hablar con alguno que ya se encontraba más viejo y ya rico, que no necesitase abordar otros barcos para ganar dinero, solo como afición, y por esa razón consiguió pasar a ser negociante a un cosario de gran prestigio.

Como las peleas con otros barcos, eran feroces y no era como él pensaba, habiendo por existir mucho peligro de perder la vida, además de otras extremidades, como ya le pasó, decidió dedicarse a otros menesteres, convirtiéndose en explorador, comerciante de esclavos, y como era un hombre muy inteligente y hábil para los negocios consiguió convertirse en vicealmirante inglés, sin tener ni idea de marinería, aprovechándose de los demás a base de manipulación y engaños, incluso de magníficos marinos que tenía a su lado, consiguiéndose su propósito para medrar con gran facilidad.

BukarteZ 2024