Listo era un animal esbelto y ágil, con un pelaje anaranjado brillante que resplandecía bajo la luz de la luna. Sus ojos eran astutos y curiosos, llenos de una chispa vivaz que mostraba su inteligencia y su espíritu aventurero. Su cola espesa siempre se movía sutilmente, como si marcara el ritmo del viento.
Vivía en un hermoso bosque, cerca de un gran lago por donde merodeaba cada noche, cuando el sol se ocultaba y la oscuridad cubría su hogar, Listo paseaba junto al lago que era a la vez sereno y majestuosamente hermoso.
Sus aguas reflejaban el cielo estrellado junto con las suaves olas causadas por la brisa nocturna. Alrededor del lago crecían frondosos árboles que susurraban secretos al viento, creando un ambiente mágico repleto de misterio y tranquilidad, donde se reflejaba la luna brillante como si fuera una joya en medio del agua, en noches claras.
la superficie del agua brillaba como un espejo plateado, capturando cada destello de la luna, embrujando a todos aquellos que lo miraban.
Listo había comenzado a enamorarse de ese resplandor plateado, sintiendo su luz acariciar su pelaje anaranjado, la luna parecía entenderlo, moviéndose suavemente, con el vaivén de cada ola del lago mientras él la miraba embelesado, que bonita estaba, cuando se bañaba.
Una noche fresca y agradable, el zorro al contemplar esa visión deslumbrante, quedó mudo, cuando estaba mirando el reflejo de la luna, y desapareció a medias o aparecía entera, pero , de repente, miró arriba, y no estaba allá en lo alto, Listo se preguntaba, sí estaría ahogada, el no se había dado cuenta que una nube gris, la tapaba, y cuando el viento la movía movida, la luna poro a poco desaparecía, y volvía a aparecer, pero una de las veces no volvió.
Desesperado por salvarla de aquel manto gris oscuro que había cubierto el lago, el valiente zorro decidió hacer algo audaz, y se tiró agua, mientras que con el chapoteo el agua del lago, a veces se le veía, y otras no, pero el estaba dispuesto a salvar a su amada luz lunar.
Notó cómo el reflejo desaparecía lentamente tras las ondas formadas por sus movimientos, la busco y llamaba a gritos; pero pronto se dio cuenta de que ya no podía encontrarla, pensando lo peor, creyendo que ella se había quedado atrapada para siempre bajo las aguas profundas.
Listo dejó de nadar y empezó a hundirse lentamente entre los murmullos del silencio nocturno, quería ser tragado por esa sombra negra, sin embargo, antes de perder toda esperanza, el zorro cerró los ojos, y flotando subió a la superficie, cuando abrió nuevamente los párpados, mirando al cielo, vio la luz sobre sí mismo, era un brillo radiante, provenía de la luna, que iluminaba todo a su alrededor, y se preguntaba, como se había salvado y subido otra vez, allá arriba.
Listo había comenzado a enamorarse de ese resplandor plateado, sintiendo su luz acariciar su pelaje anaranjado, la luna parecía entenderlo, moviéndose suavemente, con el vaivén de cada ola del lago mientras él la miraba embelesado, que bonita estaba, cuando se bañaba.
Una noche fresca y agradable, el zorro al contemplar esa visión deslumbrante, quedó mudo, cuando estaba mirando el reflejo de la luna, y desapareció a medias o aparecía entera, pero , de repente, miró arriba, y no estaba allá en lo alto, Listo se preguntaba, sí estaría ahogada, el no se había dado cuenta que una nube gris, la tapaba, y cuando el viento la movía movida, la luna poro a poco desaparecía, y volvía a aparecer, pero una de las veces no volvió.
Desesperado por salvarla de aquel manto gris oscuro que había cubierto el lago, el valiente zorro decidió hacer algo audaz, y se tiró agua, mientras que con el chapoteo el agua del lago, a veces se le veía, y otras no, pero el estaba dispuesto a salvar a su amada luz lunar.
Notó cómo el reflejo desaparecía lentamente tras las ondas formadas por sus movimientos, la busco y llamaba a gritos; pero pronto se dio cuenta de que ya no podía encontrarla, pensando lo peor, creyendo que ella se había quedado atrapada para siempre bajo las aguas profundas.
Listo dejó de nadar y empezó a hundirse lentamente entre los murmullos del silencio nocturno, quería ser tragado por esa sombra negra, sin embargo, antes de perder toda esperanza, el zorro cerró los ojos, y flotando subió a la superficie, cuando abrió nuevamente los párpados, mirando al cielo, vio la luz sobre sí mismo, era un brillo radiante, provenía de la luna, que iluminaba todo a su alrededor, y se preguntaba, como se había salvado y subido otra vez, allá arriba.
Bukartez 2008