Lira, era una colibrí que se quedó casi sin plumas, al arancarlas con el pico para hacer un nido confortable a sus polluelos, ella se sentía triste y vulnerable, sin poder volar como de costumbre, y sin su brillante plumaje, pero su prole no tenía frío, que era lo importante, casi no podía mantenerse en el aire, y para un colibrí, que mueven muy rápido sus alas para sostenerse y poder libar flores, es fundamental, sino solucionaba el problema se moriría ella y sus pollitos.
Un día que andaba triste en el nido, otros pajaritos que andaban por allí cerca, la vieron luchando como para poder mantenerse en el aire, si embargo, no había modo.
Un canario amarillo, se acercó el primero para ofrecerle algunas de sus plumas, y diez plumitas le dio, no podía dejar así a la pobre colibrí, pensó con dulzura.
Al pasar una golondrina, que andaba ya a punto de migrar, pensó yo también tengo que ayudar a esa pajarita o se morirán todos, y doce plumitas grises para la cola le dió, con esto podrá volar mejor, se dijo para sí, mientras se iba con una sonrisa.
un mirlo cantarín que andaba por allí, saltando de rama en rama, al ver el panorama, otras diez plumas marrones para la cola le dio.
El gorrión pensó, yo no voy a ser menos, pues soy su vecino y otras quince plumas para el pecho le dio.
Una hurraca que allá se posó otras diez plumas azules para las alas le dio.
La colibrí remendada parecía una especie muy rara, sin embargo, muy feliz se encontraba, porque gracias a la ayuda de sus congéneres, Lira, recupero su capacidad de volar para poder libar y alimentarse ella y a sus crías salvar.
También aprendió sobre la generosidad y el valor de la amistad.
Y aunque todas las plumas eran de diferentes colores a las suyas y no eran tan brillantes, lo importante no era la belleza exterior, sino la interior, lo realmente importante era que se las habían regalado con mucho amor.
además Lira sabía que pronto le saldrían nuevamente las suyas, y desde aquel día la pajarita siempre recordaría a esos desconocidos que le ayudaron en un acto de bondad, y ese acto salvo y cambio su vida.
BukarteZ 2012