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miércoles, 23 de octubre de 2024

EL DUENDE Y LAS Estrellas (1.997) - BukarteZ

 



Me imagino que a más de un niño o niña, nos hubiera gustado o nos gustaría tener un amigo duendecillo con el que poder jugar.

Nuestro duende se llama Gota de Agua, tiene unos ojos muy grandes de color azul, con una mirada traviesa, y los pelos de color amarillo, que cuando les da el sol reflejan como si fueran de oro, siempre va vestido de rojo y como suele ir dando brincos el cascabel que tiene dorado al final de su capucha suena cada vez que baila o salta, es fácil saber por donde anda.

Gota de Agua es un gran dormilón y se pasa media vida soñando, ya sea dormido o despierto, por lo que no se sabe sí esto fue un sueño o realidad, el caso, es que contó, que había subido en una nube, y voló tan alto tan alto, que se salió al espacio, y desde allí pudo ver la tierra, con sus bosques llenos de animalillos, que tenían grandes árboles, y muchas praderas de color verde con miles de flores de todos los colores, con riachuelos y en ocasiones niños y niñas que corrían detrás de preciosas mariposas.

Sin embargo, no todo era verde, también había zonas de color marrón, con grandes ríos, cataratas y animales muy grandes como los elefantes o los hipopótamos.

En su viaje al espacio, aterrizó en un planeta en los que habitaban otros duendecillos, como él y que conocían como era el planeta tierra desde fuera, pues nunca lo habían visitado, Gota e Agua les contó como era en realidad la vida allí, lo que no sabía, es que esos duendecillos tenían un trabajo, muy importante, que era encender las estrellas por la noche, a Gota e Agua le entusiasmó que le invitaran a encender con ellos y le regalaron una pértiga que al final tenía un candil para poder llegar hasta las más lejanas.

Pasado un tiempo, Gota de Agua tuvo que regresar a la tierra, y esperó hasta que llegó otra gran nube, que parecía de algodón para llevarle de vuelta a casa, pero estando en la tierra, Gota e Agua empezó a sentirse triste, dejando de brincar y cantar por los pasillos del palacio. Ya no sonaba su cascabel dorado, no se oía su risa ni su canto, como hacía en otros tiempos, había conocido algo que era mucho mejor y además allí estaban sus hermanos, por lo que se sentía abatido.

Pasaba las noches sentado en el tejado el palacio mirando al cielo, pensando como en ese momento, sus amigos duendecillos, estaban enciendo las estrellas que se veían desde la tierra, y las lagrimas le caían por sus mejillas sonrosadas.

Los niños y niñas del palacio, que le encontraban por ninguna parte, y como no podían jugar con él, empezaron a buscarle, muy preocupados por saber que le había pasado, una noche que andaban merodeando por los jardines, vieron una pequeña silueta sentada en el tejado, salieron corriendo para subir y ver quien era, se pusieron muy contentos cuando se encontraron con su pequeño amigo, pero esa felicidad se volvió tristeza, cuando Gota de Agua les contó porque se sentía infeliz.

Como no querían verle triste, decidieron ayudarle para que volviese a ser un duendecillo alegre y vivaz, para que jugase con ellos, y después de pensar y darle muchas vueltas, decidieron que era mejor que volviese al planeta de los duendes, aunque dejasen de jugar con él, para lo que se pusieron manos a la obra, yendo a visitar al Rey de los Vientos, para contarle su problema que como eran tan poderoso podría ayudar al duendecillo.

El rey, escucho su relato y mandó llamar a su súbdito Gota de Agua, para que le contara sus anhelos, decidiendo ayudarle, para ello hizo llamar a una gran nube blanca como de algodón, y le dijo sube, que soplaré muy fuerte para satisfacer tus deseos volveré a enviarte a tu planeta, para que vuelvas con tus hermanos a encender las estrellas.

En ese momento, Gota de Agua, tuvo una mezcla de emociones, tristeza por no poder volver jugar con sus amigos del palacio, y por otro lado una gran alegría por poder volver a encender las estrellas, sin embargo, el rey que era muy bueno, le dijo, no te preocupes, cuando te sientas triste, puedes llamarme y volveré a enviarte una nube para que puedas volver a la tierra.

Gota de Agua se subió a la nube y poco a poco según iba subiendo, veía como todo se iba haciendo cada vez más pequeño hasta desaparecer, cuando llegó al planeta de los enciende estrellas, cuando llegó sus hermanos le hicieron una gran fiesta de bienvenida, estuvo viviendo una larga temporada allí, pero echaba de menos a sus viejos amigos de la tierra, entonces, visito al Rey del Viento, para ver como podía solucionar el asunto, y no era plan, tener al rey todo el día como si fuera un transportista, por lo que le dio una solución, que le pareció interesante.

Le iba a regalar una gran nube muy blanca y muy cómoda, para que se instalase en ella, situándola entre el planeta de los duendes y la tierra, desde donde podría ver los dos sitios y además regresar en ese algodón palacio, cada vez que lo deseara, o volver con sus amigos al planeta de los duendes, cada vez que quisiera.

Se subió a esa nube y según se iba a cercando a la tierra, Gota de Agua, no cabía de gozo, y batía sus manos, aplaudiendo, porque veía cada vez más grandes, los árboles, las montañas, los ríos, y poco a poco sus ojos aumentaban de tamaño al contemplar nuevamente esa maravilla de alfrombras verdes cubiertas de flores de colores, donde volvería a perseguir mariposas, cuando por fin la nube le dejó en el suelo se tumbó en la hierba para oler su fragancia y perderse entre sus flores.

Nuevamente jugó, saltó y brinco con los niños y las niñas, hasta que pasadas su vacaciones, con su nube mágica volvió a su planeta para encender las estrellas.

A partir de ese momento pudiendo hacer escapadas entre la tierra y el espacio, nunca más volvió a estar triste y su cascabel jamás dejó de tintinear.


BukarteZ 1997