Translate

martes, 22 de octubre de 2024

MALAPATA SE ACATARRA -BukarteZ

 


Nuestro viejo amigo el pirata Malapata, conocido no solo por su destreza en alta mar, sino también por su torpeza, un día, se despertó con una terrible tos, que hacía temblar hasta a las velas del barco, como estaba siempre en mar, había mucha humedad y se pilló un catarro muy grande, y en ese momento se acordó de la bruja Curuja, que le había pedido vivir en el trópico, y ahora entendía el porque.

Menudo catarro tenía, hasta el loro no se quería poner en su hombro, por la molesta tos, lo había pillado porque hubo una tormenta muy grande, y como se mojó tanto, el frio se le me metió hasta los huesos.

De modo, que puso rumbo hacia la isla donde había dejado a la bruja señora Curuja viviendo, la que ella bautizó con el nombre de “Isla Malapata” porque ella tenía el poder de crear pociones mágicas capaces de curar cualquier mal, o enfermedad ella sanaba.

Parece que el pobre pirata no estaba en racha, y zarpó para tener una aventura, y vaya que si la tuvo , y bien grande, tan mala suerte, que se encontró con desafíos inesperados, era una gran tormenta furiosa y como removió tanto el mar, de las profundidades salieron unos monstruos marinos, que jamás había visto y que atacaban el barco, con lo bonito que lo tenía, estaba preocupado no se hundiera, por fin, pero al final como no pudieron volcar la goleta, se fueron, y después de muchos días sin ver tierra, por fin llegaron a la isla después de muchos días difíciles.

Dejó el barco fondeado, y con su loro al hombro se dispuso a llegar a la playa, cuando se acercaron a la casa de la señora Curuja, allí no estaba, pues ahora a la mujer, le había dado por los viajecitos.

Así que se volvió a su barco, con esa tos de perro, para esperar que volviese la bruja, menos mal, que en ese lugar el tiempo siempre era bueno, y hacía calor, una tarde que andaba el pobre pirata en su cama con fiebre, tocaron a la puerta, toc .. toc.. y enseguida el pensó , que no podía ser otra que su amiga.

La bruja al otro lado de la puerta le preguntó, "¿Qué te trae hasta aquí, pirata?" preguntó la señora Curuja con su voz de cazallera.

El señor Malapata le invitó a entrar al camarote, y le explicó su enfermedad, estaba en la cama muerto de frio pro la fiebre tan alta y sudando como un pollo, además de esa tos tan fea, suplicando ayuda a la bruja, para que le curase, que por culpa del mal tiempo, se encontraba así, la bruja sonriendo y enseñando su único diente, le dijo que a ella se lo iba decir, lo que pasa con el frío.

El señor Malapata, fue a la isla con su loro en su chinchorro, mientras la señora Curuja en su cocina, con su bastón mágico, daba vueltas a un caldero que tenía al fuego, lleno es una especie de caldo verdoso, con burbujas del que salían patas de rana, arañas, a cada vuelta que daba con su bastón; cuando estaba ya el caldo acabado, le sirvió un vaso medio roto y sucio con el brebaje, y le dijo que se lo bebiera de un trago.

El pirata sin pensarlo, se lo bebió, como ella de había dicho, e inmediatamente sintió cómo un calor le recorría todo su cuerpo y pasaba por sus venas, aquello según bajaba por su garganta iba mejorando y lo notaba, al poco tiempo, ya estaba curado, no le dolía la garganta ni tosía y menos aún tenía estornudos o fiebre.

Pasó varios días en su goleta, fondeada en la isla, hasta que se encontró totalmente recuperado, se dio un paseo por el lugar, y ya que estaba andaba por allí, se llevo algo de valor de su arca escondida, para pasar otra temporada, sin atracar barcos.

La señora Curuja, le dijo que ella volvería a marcharse de viaje, pues como ya no le dolía nada, por lo que podía seguir volando con su escoba mágica y su gato, sin necesidad de aterrizar cada quince minutos, ya no le dolían los huesos.

El señor Malapata, zarpó nuevamente, con la energía renovada, perdiéndose en la lontananza, ya volvía a tener ganas de pasar nuevas aventuras, sin olvidar de llevarse la pócima mágica que la señora Curuja, le había regalado, por si volvía a enfermar, pues curaba cualquier clase de mal.

Y así la señora Curuja y el señor Malata, cada uno en su transporte se alejaron por el horizonte.

BukarteZ  2024



lunes, 21 de octubre de 2024

LA AVESTRUZ MARÍA JESÚS - BukarteZ


En la cálida sabana, donde las hojas susurraban al viento, vivía una avestruz llamada María Jesús, muy amistosa y simpática, con buenas ocurrencias para la diversión, y siempre estaba inventando algo.


Era conocida por ser la más rápida y elegante corriendo entre todos los animales, siempre corría, muy estirada mirando hacía delante para llegar a la destino lo antes posible, a todas partes iba corriendo, le gustaba la velocidad.

Como la Sabana siempre andaba todo el mundo ansiosos y estresados,  "por si me comes o te como, te cazo o me cazas".

 Un día, se levantó optimista y con ganas de organizar algún evento, donde todos pudiesen participar, decidiendo retar a su amigo el borrico Zacarías, que siempre andaba contento y rebuznando, que seguro que se apuntaba, para pasar un día de divertido, él sabía que no tenía nada que hacer contra su amiga, en las carreras, pero como era un juego, aceptó encantado, lo que querían hacer, era jugar.

El sol brillaba en lo alto del cielo azul mientras todos los animales se reunían cerca de un camino lleno de emociones, para pasar un buen rato, todos en armonía, pues a veces la vida allí, era demasiado intensa y acelerada.

llamaron a las elefantas, para que pisando crearan una pista, la hicieron bien ancha, y aunque trabajaron duro, seguía siendo polvorienta, el camino que usaron, era el suyo habitual donde iban a comer, por lo que estaba rodeada de grandes baobabs, cerca de las acacias que ofrecían sombra, y era el lugar preferido de los leones para su descanso.

A lo lejos se podía ver un lago donde andaban los cocodrilos tomando el sol, mientras esperaban alguna presa, que fuera a beber.

María Jesús sabía que ella era más rápida, pero retó a Zacarías, diciéndole a ver quién era más rápido, con una sonrisa amplia en su cara plumosa, aunque todos sabían que un burro no podría igualar la velocidad natural de una avestruz que corre a 69 km/h y un burro a 50 km/h, que tampoco está nada mal.

Los encargados de dar inicio a tan divertido evento eran dos criaturas muy queridas en la sabana; Tiko el babuino y la vieja la tortuga Veloz, la más sabia de todos, por lo que eran los mejores por sus habilidades, para organizar la carrera.

La cabeza pensante, de como se debía organizar roda la fiesta, por supuesto fue la vieja Veloz, que según decían, tenía más de 300 años.

Tiko, estaba subido sobre un baobab, dando instrucciones con mucho entusiasmo, mientras daba piruetas, por las ramas para animar a todos, y gritaba, avisando que faltaba poco para empezar, para que ese colocaran en sus sitios.

Los demás animales estaban muy entusiasmados, la jirafa Twiga la bailarina, estiraba su cuello curioso tan alto como un árbol para observar todo atentamente; un grupo de monos saltaba a su alrededor haciendo bromas, a la pobre jirafa.

Mientras tanto, el león don Leandro, profesor de baile, se acomodaba bajo la sombra de su acacia preferida, para disfrutar del espectáculo con aire regio, estaba pensando, si al acabar la carrera, montar un bailoteo.

Zacarías, Con toda su fuerza acumulada tras días entrenando al lado del estanque y practicando la mejor de sus salidas, mientras le miraban atentamente sus amigos los pájaros cantores, empezó a  calentar sus patas y pezuñas, para no tener ninguna lesión.

Cuando todos estaban ya sentados y atentos, el mono Tiko, moviendo los brazos como si fuera un molino de viento, y con aires de juez olímpico, dio la salida, arrancando, la carrera al grito de ¡ya!.

María Jesús salió disparada como una flecha, gracias a sus largas patas ágiles, su cuello recto y estirado, en una carrera elegante, marcando el ritmo con golpes firmes de sus pies, contra el suelo caliente.

Mientras tanto, Zacarías, salió a su ritmo, sin prisa, pero sin pausa y avanzaba al galope, pero seguro con esa nobleza propia e inigualable que solo él poseía; cada paso que daba, sus pezuñas resonaban dulcemente como tambores alegres, marcando el ritmo en aquella maravillosa mañana africana.

María Jesús,tan rápida como rayo corría  hacia adelante, mirando orgullosa de reojo hacia atrás, para saber donde andaba su amigo el borrico.

Cuando le veía, le preguntaba a gritos que como iba, se lo decía de broma, pero el podía  llevaba un buen ritmo, de modo que no iba a hacer el rdículo, pero  tampoco, lo iba a permitir su amiga.

Zacarías sonrió y rebuznó de contento, pues iba contagiado  por el espíritu de alegría y diversión que se respiraba en el lugar, contestando a María Jesús, que le 
le estaba dando espacio, para no dejarla mal, y seguía a galope, todo lo rápido que podía, pero firme y decidido.

Todos los que allí estaban, gritaban animando a los participantes, 
viendo la gracia que tenía María Jesús y la alegría y el buen humor de Zacarías, aplaudían a ambos por igual.

La carrera comenzaba a tomar forma, y la avestruz iba sacando una ventaja considerable, a cada paso daba una muestra de su velocidad, sus plumas blancas relucían al sol como un destello, empujándose enérgicamente sobre el terreno seco.

Zacarías no se quedaba atrás, él era más lento, pero iba a por todas y corría a galope como si de un corcel se tratara, aunque avanzaba más despacio,  seguía con determinación  disfrutando del camino.

era feliz viendo cómo todos los demás le apoyaban, incluso algunos los suricatos, se pusieron de pie y comenzaron a bailar al ritmo de sus propios corazones por ver al burrito tan valiente.

María Jesús miró hacia atrás y vio como Zacarías, se estaba quedando lejos, decidió bajar la velocidad, pues se trataba de un juego entre amigos, no era cuestión de humillar a su rival.

Como le estaba esperando, vio como se acercaba  Zacarías con esa sonrisa inconfundible, no había otros dientes como esos en toda la abana, tuvo que 
frenar unos segundos más para esperarlo, todos sabían que jamás un burro ganaría a una avestruz, pero era divertido.

Entonces la vieja tortuga Veloz, se acercó al mono Tiko susurrando, para comentarle lo rápido que era Zacarías, aún siendo un burro, en comparación con una avestruz.

Veloz, sabía que cada uno tenía sus propias cualidades, y el estilo no era lo importante, lo mejor de todo era como estaban disfrutando en paz y armonía.


Con una mirada cómplice entre los dos competidores, decidieron seguir juntos al galope al ritmo que marcaba Zacarías, que era el más lento,  y a esa velocidad, cruzaron la meta.

No habiendo ganador, pero si un ejemplo de compañerismo, amistad y nada de egoismo.

Los gritos de los asistentes, estaban al máximo nivel cuando ambos saludaron a todos.  Todo lo habían hecho por pura diversión, y don Leandro organizó, en un momento la fiesta para celebrar la amistad.

Lo importante no es ganar sino participar, y cada un, con sus características y capacidades diferentes.

BukarteZ - 2024

CHIVITA AMIGA INVISIBLE - BukarteZ

 



Esta es la historia de una niña que no tenía hermanos ni hermanas, de modo que se pasaba la vida jugando sola, y leyendo cuentos, en esa ocasión, leía uno cuyos protagonistas eran una ovejita y una chivita.

El cuento, empezaba como todos. Había una vez, en un hermoso prado lleno de flores y verdes colinas, un corderito llamado Lucero, que le gustaba saltar y correr en los prados entre la hierba y las flores, para comer las que estaban frescas y sabrosas.

Tenía un pelaje muy pequeñita y su pelaje suave y blanco como algodón, con los ojos como dos canicas grandes brillantes y negras como el azabache, que miraban todo con curiosidad, pues al ser tan pequeñita, no conocías las cosas y todo le llamaba la atención por ser nuevo.

Un día, mientras exploraba los alrededores de donde vivía, se separó del rebaño, corriendo detrás de un saltamontes, se alejo tanto, que Lucero se perdió, poco a poco el sol se fue ocultando y caía la noche, empezó a tener frio y miedo, no sabía volver a casa con su mamá.

De repente, escucho un sonido conocido, era un cencerro y siguió el sonido, muy contenta, pensando que había llegado a casa.

Pero no, no era su casa, era una cabra de color marrón, y así fue como cuando conoció a Petra, también era mamá, por lo que invitó con mucho cariño a Lucero para que la siguiera a su redil.

Petra tenía una pequeña cabrita llamada Clarita, su pelaje era marrón con manchas blancas, y sus pequeños cuernecitos, parecían dos ramitas en al cabeza, eran tan pequeños que casi no se apreciaban.

Cuando Lucero vio que no era su casa, se puso muy triste, y Clarita la chivita, se puso a jugar con el, y a contarle historias, para que se le pasara el miedo, con su pequeña cabeza le daba topetazos, pues así juegan las cabritas, y el corderitos aprendió a jugar de la misma manera.

Como Petra daba de mamar a su hija Clarita, pensó que era buena idea alimentar también al corderito, pues era un bebe, Lucero estaba feliz, siendo parte de la familia que le había adoptado.

Ese era el cuento que la niña estaba leyendo, cuando se empezó a imaginar a la chivita, tal como la describía el cuento, entonces, aquel animalito, pasó a ser parte de vida imaginaria, era su amiga invisible, nunca le puso nombre, siempre la llamaba "Chivita".

La vida de la niña cambió, ella le peinaba, le ponía lazos, le tiraba juguetes invisibles, y así nunca más jugó sola. Aunque fuese con otras personas, siempre le llevaba atada con un collar y una cuerda a todas partes, como si fuera su mascota, incluso cuando salía con sus padres o familiares, y como no le querían comprar un perro, pues lo suplió, a falta de perro buena es una chivita fantasma.

A veces, un amigo de su padre, la seguía la corriente, y le decía a este sitio no dejan pasar a mascotas, hay que atarla a un árbol , y la dejaba lo más cerca posible, incluso le ponía un cenicero con agua, por si tenía sed.

Realmente, en la imaginación de la niña existía "Chivita", era capaz de verla, pasado el tiempo cuando era adolescente, por supuesto, dejó de ver a su mascota, pero era capaz de dibujarla, pues recordaba perfectamente, como era.

Una vez, que iba por la calle se encontró con el amigo de su padre, que de broma y de forma muy simpática, le preguntó si ya tenía un chivito, refiriéndose a pareja.

Los cuentos enseñan a usar la imaginación, y leer es más divertido, que ver una película de dibujos, en la que el director, no deja paso a la imaginación, sin embargo un escritor deja que fluya, y cada niño y niña participan de forma activa en la historia, todos y todas leen lo mismo, sin embargo, cada cual, lo imagina diferente, y esa es la magia y la fantasía real de un cuento.

BukarteZ  2023

RAÚL Y CICLÓN EL AVIÓN - BukarteZ

 


En una pequeña localidad costera, había un viejo hangar olvidado, estaba escondido y cubierto de maleza, rodeado por la brisa marina que susurraba secretos antiguos. Raúl decidió ir explorar ese lugar misterioso después de escuchar rumores sobre él entre los niños del pueblo. Con cada paso, hacia el hangar sentía cómo su corazón latía más rápido ante la curiosidad creciente.

Al abrir la puerta chirriante con un empujón valiente, entró y dio unos pocos pasos para encontrarse con esa impresionante vista, un avión permanecía solitario bajo la tenue luz que entraba por las claraboyas del techo roto, podía visualizarlo volando alto en el cielo azul lleno de nubes suaves como algodón.

El hangar era amplio y oscuro en su interior; las estructuras de madera crujían como si aún sonaran motores pasados, cuando aviones ruidosos zumbaban alegremente por el aire. 

Las herramientas estaban esparcidas en mesas polvorientas junto a unas antiguas fotografías de pilotos sonriendo mientras lucían orgullosamente frente a sus aeronaves.

Ese viejo avión que alguna vez surcó los cielos con orgullo, tenía su pintura amarilla desvanecida por el paso del  tiempo, sus las alas parecían cabizbajas y desvencijadas, estaban llenas de rasguños y óxido, aunque orgullosas de las hazañas que en tiempos lejanos habían hecho.

El aire del hangar olía a aceite rancio pasado y nostalgia, que se impregnaba en esas viejas vigas de madera repletas recuerdos singulares.

Ese avión estaba lleno de telarañas y polvo por el paso del tiempo, en ese viejo aparato, estaba grabado y medio borrado un nombre: Ciclón, debía ser como se llamaba la aeronave, en otros tiempos, su fuselaje oxidado por la corrosión del mar, sería amarillo brillante, como los rayos de sol, hoy desgastada, con alas que parecían haber olvidado cómo volar. Las ventanas estaban cubiertas por unas cortinillas deshilachadas, rotas y grisáceas por la suciedad y el polvo, los cristales rotos, pero en cada rincón susurraban historias, de tiempo mejores.

Como era un  niño curioso y aventurero, desató su curiosidad en ese lugar solitario. Al ver a Ciclón tirado allí, decidió buscar a su abuelo Felipe, que había sido un gran mecánico, que había trabajado con aviones toda su vida, corrió a su casa, llegando muy sofocado y hablando muy rápido a su abuelo, le pidió que le acompañara, para enseñar  lo que había encontrado, su abuelo Felipe que así se llamaba, sonrió, como si ya supiese de que le estaban hablando.

Cuando llegó al hangar con su abuelo, el pobre hombre iba muy sofocado de la carrera con que le había llevado el crio. 

le pidió  por favor ayuda para repararlo, al hombre le dio un salto el corazón, al ver que se trataba de su viejo amigo, por lo que volvió a sonreir.

Raúl, con mucha efusión, comenzó a fregar el avión, y juntos le quitaron las telarañas y la suciedad, y pronto comenzaron a examinar cada rincón del antiguo motor, los dos juntos limpiaron las piezas oxidadas, estudiando los planos antiguos, con ingenio y conocimiento de mecánica, el hombre utilizó todas sus habilidades para reparar lo que se había estropeado, que era todo, por el paso del tiempo e instaló nuevas piezas,  encontradas en otros aviones olvidados alrededor del hangar, al final entre los dos, pasaron muchas horas trabajando hasta dejar el avión casi impecable, cuando pusieron en marcha el viejo aparato, el motor rugió como un Ciclón, de ahí, le venía su nombre.

Una vez que estaba listo para volar, Raúl no podía contener su entusiasmo, aplaudía, saltaba, gritaba, reía y sus ojos brillaban como si tuviera estrellas dentro, con la ilusión renovada, 
durante semanas compartieron ideas y pensaron cómo volver a pintar, decorar y ponerle guapo, dejando al aparato como nuevo.

Otro día, mientras el abuelo revisaba los instrumentos de a bordo, encontró un compartimento oculto, al abrirlo, encontró un antiguo mapa lleno de estrellas y una extraña escritura que parecía estar en otro idioma, el abuelo decidió investigar más sobre aquel asunto.

le pareció, que eso era un plano para construir una máquina del tiempo, y decidió seguirlo al pie de la letra para poder viajar en el tiempo o a otras dimensiones, o lugares desconocidos, y estaba decidido a poner en marcha esa idea para realizar ese viaje espacial, eso era importante.

El abuelo quería dar una sorpresa al niño, y no reparó a Ciclón como un avión, sino fue un paso más allá, y lo convirtió en la máquina del tiempo, que debetría haber sido, en algún momento.

Talvez, estaba tan estropeado por culpa de algún intento, pero no se lo dijo al niño, porque le quería dar una sorpresa.

Cuando Felipe decidió que Ciclón, estaba acabado, listo para volar nuevamente, y preparado para surcar no solo los cielos sino también el tiempo mismo, decidió que podrían ir a cualquier tiempo y lugar, como a otros planetas, a Raúl le fascinaban las historias de extraterrestres, y estaba decidido a complacerle.

Cuando el abuelo le informó del proyecto, y como lo harían, el niño no lo podía creer, era el viaje de sus sueños, y sus ojos se abrieron e iluminaron como el sol

Finalmente llegó el gran día: todo estaba listo para despegar hacia aventuras inimaginables, y a la mañana siguiente, muy temprano, los dos se dispusieron a iniciar un viaje a lo desconocido.

el piloto colocó al niño un y traje y un equipo de minipiloto y el se vistió con el suyo que aún le servía, después de tantos años, y que no se había deshecho de él, por nostalgia.

Aclaraba un hermoso amanecer, cuando ambos en sus asientos se abrocharon el cinturón de seguridad,  Felipe arrancó los motores, y tocando un montón de botones, Ciclón empezó a temblar y  a sonar como si fuera a explotar. 

Ambos emocionados ante la idea de lo que podría haber más allá de las nubes donde se cree que hay habitantes de otros mundos y son viajeros muy especiales, que a veces nos visitan en sus naves conocidas como OVNIS.

Y comenzó a iniciar su vuelo mágico a través del cielo, despegando, las luces parpadeaban mientras ascendían entre nubes plateadas cargadas con destellos coloridos; giraban danzantes dibujando arcoíris efervescentes, ansiosos por todos lados, hasta poder llegar a tierras lejanas nunca soñadas anteriormente.

De repente como un ciclón, desapareció en el cielo, cuando al poco tiempo, aterrizaron en un lugar muy raro, no era la tierra, se sorprendieron al ver que estaban rodeados por paisajes de color fosforito, vibrantes y ácidos, todo eran colores intensos. Del suelo emergían montañas altas cubiertas de algo morado eran quebradizas, y estaban llenas de caminos serpenteantes cruzados por puentes plateados, y esos ríos no eran de agua, sino de algo parecido a mercurio,  cuyas brillantes gotas reflejaban rayos extraños, que deslumbraban, hasta con las gafas especiales que llevaban.

Cuando Raúl, vio aquello por las ventanillas, se puso nervioso, no sabia donde estaban, ni que podía pasar, aquello era un plantea desconocido, y pronto se vieron rodeados de unos de simpáticos hombrecillos bajitos verdes con grandes ojos saltones que les observaban con muchas curiosidad.

Como empezaron a saludar con las manos, en son de paz, decidieron bajar de la aeronave, y con mucha precaución y cuidado, descendieron por la escalera agarrados de la mano.

Los hombrecillos verdes, les regalaban piedras brillantes, que ellos cogían con agradecimiento, no podían rechazar, mediante señas,  hicieron que les acompañaran a una ciudad suspendida en el aire, donde había muchos personajes como ellos de diferentes tamaños.

Y Así, fue como el pequeño Raúl y abuelo empezaron sus divertidas visitas a ese mundo encantador, donde la amistad era su forma de vida, así como  a otros lugares y épocas diferentes.


BukarteZ 2013

LA ARDILLA LOLILLA - BukarteZ

 




Había una vez una ardilla llamada Lolilla, que vivía en un frondoso bosque lleno de altos árboles, pinos, abetos, robles, y todos los arboles que daban semillas que la alimentaran, como piñones o bellotas, su casa era un nido que estaba en un agujero en el tronco de un gran pino, cerca de un antiguo roble.
Ese frondoso bosque era conocido con el nombre de Parque le las Mil Especies, como nunca las he contado, no se si eso será una exageración.

En ese bosque Lolilla, vivía feliz y contenta, pues podía tener todas las nueces, piñones y bellotas que quisiera, además un riachuelo corría cerca de los grandes árboles.

Lolilla era conocida por todos sus amigos como la ardilla más alegre del bosque, y por despistadilla.

Tenía un carácter curioso y atrevido, pasaba horas explorando cada rincón para encontrar nueces y semillas deliciosas, para luego esconderlas enterrándolas en el suelo, para ir a buscarlas cuando tuviese hambre.

Sin embargo, también tenía una peculiaridad que le hacía única, pero con lo despistada que era, con la llegada de dada otoño se llenaba de emoción, y como había tantas semillas, que le gustaban se ponía a al recolectar para asegurarse comida durante el invierno, pero cuando llegaba el momento de enterrar sus tesoros, como era una despistada, y además para que otras ardillas no se las robaran, lo hacía a toda prosa, no fijándose donde las estaba escondiendo.

Era común verla correr por aquí y allá, escondiendo nueces detrás de troncos o bajo grandes piedras mientras, haciendo hoyos con sus manitas para enterrar sus delicias, mientras canturreaba sus canciones favoritas.

Como si esa actividad no fuera suficientemente complicada ya, justo después lamentablemente olvidaba dónde las había dejado enterradas, entre las prisas y las canciones, a saber luego donde estaban.

Un día soleado decidió iniciar su misión más ambiciosa hasta aquel momento, llenar toda su despensa antes anochecer con suficientes nueces para sobrevivir al frío invierno venidero, además de las que tenía enterradas y escondidas.

Se despertó temprano llena de energía; rápidamente comenzó a buscar entre los árboles y arbustos cercanos para recolectar impetuosamente todas las nueces, bellotas y piñones posibles.



Las horas pasaron volando entre risas y saltos felices mientras Lolilla iba acumulando alimento, cuando finalmente decidió que no tenía suficiente sitio para guardarlas en su nido, empezó a esconderlas, estaba tan emocionada que solo pensó en cavar agujeros.

Contenta alzaba sus pequeños brazos al cielo azul levantando su nuez, la tiraba como si fuera una pelota, para luego recogerla entre sus manos, luego la dejaba caer suavemente al suelo, y hacía con sus manitas un hoyo, y en esta pequeña hendidura hecha cuidadosamente debajo del sauce llorón junto al arroyo, escondió su nuez, aquí estará segura, y otra nuez estará segura debajo del gran roble cerca del prado.

Siguió trabajando todo el día y cuando tuvo hambre de tanto trabajar, se sentó en una rama caída, por la última tormenta de viento que estaba cerca del rio, se dispuso a preparar su mesa, que era una piedra estable, bien pegada al suelo, y otra más pequeñita para golpear la nuez y al partirla se la podía comer, también con sus grandes dientes mordía la piña, dándole vueltas para acabar con todas las semillas, y así hasta que se hartó de comer, después se acerco al arroyo de aguas cristalinas y sonoras mientras iba el agua saltando de roca en roca, y chapoteando alrededor, Lolilla se agachó para beber.

Cansada y contenta por no tener hambre ni sed, empezó a tener sueño, y se tumbó en la arena de la orilla del riachuelo, escuchando el susurro del agua, cando pasaba por las caídas ramas secas, pero como no era seguro dormir en ese lugar, cuando veía que sucumbí al sueño se fue a su nido, para dormir sin peligro, y allí cerrando ojos se quedó dormida como un tronco.

A la mañana siguiente tuvo hambre, y pensó que era Buena idea bajar de su árbol para ir a desayunar, y decidió ir a buscar su comida enterrada donde el día anterior había decidió esconderla.

Estuvo dando vueltas, y con sus manitas desenterrando donde pensaba que andaban sus nueces, pero nada, que no las encontraba, entonces, pensó que si la habían vigilado, por no tener cuidado y andar jugueteando con ellas como si fuera una pelota, seguro alguna otra ardilla, se las había quitado.

Entonces, decidió subirse a un árbol para intentar ver desde arriba mejor, y además se sentó en una rama de su árbol favorito para intentar recordar, donde podía haberlas metido, pero no había manera, no se acordaba de nada, pues menuda cabeza tenía doña despistada.

Así que decidió pedir ayuda a sus vecinos, y preguntando a la tortuga Tula, a la hurraca Paca, incluso le preguntó a un posible rival, al conejo Pascual, y Pipo le dijo que recordaba haberla visto hurgar cerca del arroyo y unas piedras, Tula que cerca del roble, le vio pasear, y con esas pistas, tampoco solucionó nada, seguía sin comida, después de tanto trabajo, menos mal que aún faltaba para la llegada del invierno, sino se moriría de hambre.

Después de muchas fatigas intentando recuperar sus nueces perdidas, apareció el Sabio Buho Don Otulio, que le llamó desde su árbol, pues era un búho muy observador, y desde esa altura y como podía girar su cuello entero, había oteado todo, y con su ayuda, consiguió saber donde las había dejado, y cuando llego el crudo invierno, todo estaba solucionado.


BukarteZ 2008