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lunes, 21 de octubre de 2024

LA JIRAFA BAILARINA - BukarteZ -


Había una vez en la sabana africana, una encantadora jirafa llamada Twiga, así se dice jirafa en swahili, estos majestuosos animales son conocidos por su elegante cuello largo y sus manchas que parecen un hermoso mosaico.

Además de ser fascinantes por su apariencia, las jirafas tienen comportamientos muy interesantes, son mudas, no tienen cuerdas vocales, a diferencia de otros animales, ellas se pasaban el tiempo comiendo hojas y corriendo por el campo, Twiga tenía un sueño muy especial; quería ser bailarina de ballet. Pasaba horas viendo a las aves danzar entre los árboles e imaginaba cómo sería moverse elegantemente como ellas, por lo que admiraba a las garzas y los rosados flamencos.

Un día decidió inscribirse en una escuela de baile dirigida por un viejo león llamado Don Leandro, con mucha emoción, fue a su primera clase. Al entrar en ella, notó que todos eran más pequeños y ágiles que ella. Pero eso no la detuvo; estaba decidida a aprender, su madre con hojas de árbol, le hizo una preciosa falda que le colocó, y ella se sentía la jirafa más guapa del mundo, y feliz porque sería bailarina de ballet.

Cuando llegó a la escuela de baile, era una hermosa sala al aire libre, rodeada de majestuosos árboles cuyas hojas susurran suavemente con la brisa, el suelo estaba cubierto de hierba suave y fresca, ideal para practicar pasos sin lastimarse. Al fondo hay un gran lago, donde los alumnas se reflejaban como si fuera un gran espejo, que reflejaba el cielo azul, enmarcado por un prado verde y con flores de colores, y mariposas y abejas revoloteando sobre ellas. Cuando el sol empezaba a ponerse, la luz dorada bañaba todo el espacio, creando un ambiente mágico perfecto para danzar en armonía con la naturaleza.

A los lados, había pequeños bancos de madera donde otros animales podían descansar y observar las clases, a su alrededor, cuelgan coloridos guirnaldas de flores, que dan vida a la escena, las paredes eran de bambú y de suaves arbustos que ofrecían privacidad a los que ensayaban, sino estaban sentados en el lugar destinado para ello, solían estar los papás que esperaban que terminaran las clases, así como familiares y amigos, se estaba muy cómodo con esa frescura natural del entorno.

La primera lección consistió en el “plié”, donde se flexionaban las rodillas mientras se mantenía una postura erguida, parecía fácil, pensó Twiga, al ver a la gacela hacerlo con tanta soltura y gracia.

Sin embargo, cuando le llegó su turno para intentarlo, sus largas patas se liaron y con su cuello tan largo, no hubo manera de mantener el equilibrio, cayendo de bruces al suelo, quedando tirada y espatarrada, los demás animales rieron suavemente pero amablemente le ofrecieron su ayuda para que se levantara, a ella por si sola, le costaba mucho ponerse en pie, al ser tan alta y desgarbada, pero entre todos lo lograron.

Después llegó el momento del “arabesque”, donde todos debían equilibrar una pata detrás mientras mantenían lo brazos extendidos hacia arriba, saliendo la primera una rosada flamenco, que ya de por sí es una postura habitual de su especie, pensando Twiga, eso yo lo bordo.

Cuando fue su turno, se levantó de su sitio y a toda prisa queso hacerlo a la perfección, pero entre las prisas y la torpeza, por segunda vez, perdió el equilibrio y nuevamente, acabó tropezando y cayendo al piso, menos mal, que cayó sobre unas suaves hojas decorativas del salón que consiguieron amortiguar su caída, lo pasó muy mal, ni si quiera pudieron ponerla en pie, hasta que se le pasaron los nervios y entre todos lo consiguieron.

Aún así, ninguna caída desanimaba a nuestra amiga jirafa; volvió cada semana dispuesta a mejorar y corrió como la pólvora su fama y pasión por el baile, tanto fue así, que llegaron animados por el baile, animales de todas las especies, para aprenderé a bailar, si una jirafa ponía tanto empeño, sería que bailar era muy divertido.

Su perseverancia, contagió y la pasión por el por el baile, llegó hasta los rincones más lejanos de la sabana, y cada vez, habías más interés, cuando llegaron los felinos, dijeron que estaban más interesados en músicas con otros ritmos, y Don Leandro amplió la oferta de clases, dando zumba, salsa, merengue y ritmos tropicales

La escuela se hizo famosa, y como había más clases, que puro ballet, se animaron los divertidos monos, que además de ágiles, eran capaces de hacer cabriolas imposibles, y todos estaban felices, gracias a nuestra desgarbada amiga Twiga.

Con perseverancia comenzó a notar pequeños y ajustados resultados, pero mejorando la precisión, consiguiendo dejar atrás el miedo a enfrentarse a situaciones incomodas, y cavilaciones perturbadoras, porque se dio cuenta que con esfuerzo todo se puede conseguir, nunca fue una gran bailarina, pero ya no se caía y era capaz de hacer giros, que jamás hubiese pensado, y lo más importante, es que con su actitud y ejemplo, otros se animaron a nuevos retos.

BukarteZ - 2008

domingo, 20 de octubre de 2024

EL HADA VIOLETA Y EL RECOLECTOR DE SETAS - BukarteZ

 




Había una vez un hada llamada Violeta que vivía en un mágico bosque de hadas,  viven en lugares hermosos, llenos de flores brillantes y árboles susurrantes, donde el sol se filtraba creando arcoíris luminosos entre las hojas.

Un día, mientras volaba sobre el río, persiguiendo unas libélulas, que eran sus amigas y jugaban al pilla pilla, vio a un humano llamado Jorge buscando setas.

Era diferente a los demás, pues mientras paseaba, silbaba, siendo su alegría contagiosa y tenía una conexión especial con la naturaleza, nunca el hada había sentido una atracción igual por un humano.

Decidida a ser parte de su mundo, Violeta pidió ayuda a su amiga el Hada de los Dientes, y le pidió que como hacía magia, le ayudase a convertirse en humana, y su amiga le dijo que eso no era su trabajo, que ella solo se llevaba los dientes de leche a cambio de regalos, como en ratoncito Pérez, pero que podía intentara hablar con la abuela hada, que le advirtió que si le iba mal, el hechizo era para siempre y no había vuelta a atrás, que debía estar segura que el muchacho sentía, la misma atracción que ella.

Violeta estaba decidida a arriesgarse y dijo a la abuela del bosque, que sí estaba dispuesta a intentar conquistar al recolector de setas, pero la sabia abuela, le dijo que antes, se presentara en forma de hada para ver como reaccionaba el hombre.

Esperó a que volviese a recolectar y mientras iba silbando, y cortando los hongos, Violeta se sentí encima de una seta, para ver la reacción del hombre, pero no fue buena idea, pues el recolector también quiso recolectar al hada para meterla en una jaula, con tan buena suerte que pasaba por allí una hurraca y le sobrevoló por encima de la cabeza, y el hadita salió volando y se perdió entre las ramas de los abetos.

De vuelta el hombre a su casa, no podía creer lo que había visto, y quería volver otro día para con suerte volver a encontrar al hada, y esta vez, la hablaría delicadamente, sin intentar atraparla, pues era muy frágil y la podía hacer daño.

El hombre volvió al bosque, pero esta vez, no silbaba, sino que iba llamando al hada, y diciendo en voz alta, que no la iba atrapar ni hacer daño, que saliera a su encuentro. El hada le iba siguiendo entre las ramas con precaución a la vez que escuchaba lo que decía.

Como parecía que no había peligro, se puso a volar, a su lado, el hombre, le repitió, que no la haría daño que solo quería conocerla, era la primera vez, que veía un hada.

Siguieron viéndose, en sus respectivas apariencias, y el hombre dijo que su nombre era Martín, y poco a poco se fue enamorando del hada Violeta, tal como era ella, y que no necesitaba cambiar su aspecto, ni su magia interior.
Violeta quería la transformación, y ser alta, la anciana hada, al ver que era infeliz con su diminuto aspecto, decidió, darle el gusto de ser grande, pero siempre sería un hada, no una humana, advirtiendo, que solo el amor verdadero es lo que te dará forma permanente de humana.

Ella estaba feliz se ser grande, y la tristeza que la había invadido se fue, y el bosque pareció cobrar vida con más colores y melodías. Aunque ahora era humana, su espíritu seguía siendo ese de un hada encantada. 

Con Jorge a su lado, disfrutaron cada día, ella le iba contando todos los secretos del bosque y los trucos para recolectar muchas más setas, y que no cogiese las casas de los gnomos, que estaban a los pies de los gigantes árboles.

Los dos eran amantes de la naturaleza, y admiraban las flores silvestres que crecían entre los árboles y Jorge aprendía sobre los secretos del bosque, y juntos recolectaban setas comestibles, cuidando de tocar las de los gnomos, que además solían ser las venenosas amanitas.

Un día, decidieron organizar una fiesta en honor a todas las criaturas mágicas del bosque. La idea emocionó a Violeta; quería mostrarle a Jorge todo el esplendor de su hogar escondido. Juntos comenzaron a preparar decoraciones brillantes con hojas doradas y pétalos vibrantes.

Cuando llegó el gran día, invitaron duendes traviesos, mariposas luminosas y hasta los sabios búhos que solían observarlos desde sus ramas.
Al caer la noche, todo brillaba bajo un manto estrellado, la fiesta fue mágica, se contaron historias antiguas junto al fuego mientras todos compartían risas contagiosas.

Sin embargo, no todo iba por buen camino, siempre hay malos en la vida, y en este caso era un celoso hechicero del bosque que sintió envidia ante la felicidad de Violeta y Jorge. Creyendo que ninguna criatura debía estar tan cerca de un humano, tramó un plan para separarlos usando sombras engañosas.

Cuando estaban celebrando junto a sus amigos felices, unas sombras comenzaron a buscarlos descontroladamente intentando separarlos para atraparlos. Se escucharon gritos apagados , susurros, y muchos nervios, cuando percibieron lo extraño que estaba pasando.

Violeta tomó la mano de Jorge e intentó recordarle lo importante que era mantenerse unidos frente al peligro, y le dijo que el amor es la fuerza, le dijo con firmeza mientras unas figuras embrujadas danzaban alrededor.

Con esa valentía compartida pudieron enfrentarse al hechizo oscuro, Violeta lanzando luz brillante directamente hacia esas sombras amenazadoras, la magia pura emanaba del profundo vínculo creado por ellos dos, haciendo retroceder toda maldad y disipar aquellas amenazas rápidamente.

El hechicero se fue y nunca volvió después aquel encuentro mágico, en el que había sido derrotado, aprendiendo que no podía romper algo tan auténtico como un amor verdadero, esta vez el bien había ganado al mal.

Continuando la fiesta con mucha mas alegría que al principio, y todos bailaRon y cantaron para celebrar que el hechicero había sido vencido.

BukarteZ - 2014

PAT SURFISTA y EL DELFÍN ERIK - BukarteZ




Había una vez una chica llamada Pat, que vivía en un maravilloso lugar,. al norte de España, lleno de rocas, y estupendos mariscos, cerca de una encantadora playa.

PaT era apasionada del skate y pasaba sus días deslizándose por los circuitos de asfalto, grises y de aspecto poco atractivo, por lo que decidió ir a surfear, por esas olas tan bonitas, brillantes y divertidas.

Con las olas y sobre una arena que bailada al son del ir y venir de las olas con al la arena, aprendió a hacer trucos alucinantes. Un día, mientras practicaba en el muelle, decidió aventurarse a nadar un poco, y meterse mar adentro, pues la mar estaba como una balsa y la bandera era verde y no había olas donde jugar.

Al entrar mas dentro, se encontró con un delfín juguetón y curioso., al principio, Pat se sorprendió, pero pronto comenzó a jugar con él, y se hicieron inseparables; mientras Pat hacía acrobacias sobre su tabla de surf entre las olas tranquilas y balanceantes, el delfín saltaba alegre, fuera del agua para animarla a seguir cabalgando sobre las olas, el  la protegía y nada malo le podría pasar al lado de un delfín.

Pat le enseñó algunos trucos de skate, cuando el la observaba desde el agua, en el paseo marítimo, y él le mostraba cómo surfear las olas.
El adorable delfín le dejaba agarrarse a su aleta navegando a una velocidad que jamás ella habría podido alcanzar, la arrastraba y juntos crearon momentos mágicos, momentos que nunca olvidarán, hacían un dúo extraordinario entre tierra y mar.

Una mañana Pat fue a un rincón soleado de la costa, donde se sentía a gusto y libre, en una conexión especial con el mar y con su tabla, ella había aprendido a surfear, ya no siendo una niña, sin embargo, se pasaba las horas practicando trucos de surf y con su tabla de skate, para mejorar la estabilidad y así mejorar la técnica, pues esfuerzo es igual a resultados, eso siempre le decía su madre, y desafiándose a sí misma estaba decidida a aprender nuevas maniobras.

Pat era conocida por todos, pues era nueva en su pueblo, y no dominaba el skate, ni el surf, pero era intrépida, decidida y perseverante, por lo que estaba convencida que lograría, ser una gran surfista.

Con el tiempo nadie podía resistir ver cómo se lanzaba por las rampas o hacía piruetas, tanto en el mar como en el asfalto, sin embargo, había algo que amaba aún más surcar las olas mientras hacía surf , y era que no lo hacía sola; sino que siempre iba acompañada de su amigo el defín.

Un día soleado de verano, tras haber terminado su rutina de skate y sintiéndose llena de energía, decidió salir al agua a practicar surf, antes de llegar a las olas de un mar verde como las esmeraldas, con su tabla bajo el brazo, notó algo extraño en el horizonte, unas suaves olas brillaban, peculiarmente. intrigada avanzó a caballo y braceando sobre su tabla.

Al poco tiempo se dio cuenta que ese brillo provenía de su amigo el delfín juguetón, en el pueblo se decía que él tenía habilidades extraordinarias para saltar fuera del agua y hacer acrobacias impresionantes.
Contaba una  leyenda que ese animal no era un delfín, sino que era un joven que como le gustaba tanto saltar sobre las olas, Neptuno le había transformado en delfín, y en realidad era un joven que se llamaba "Erik".

Pat nadó hacía aquella luz y la luz se acercaba a ella, y al acercarse un poco más con curiosidad,  el delfín le regaló una sonrisa amistosa e inesperadamente saltó por encima de ella, colocandóse a su lado
 para que Pat se agarrara a su aleta dorsal, nunca había visto a ese delfín nadar de forma tan elegante y lleno de energía.

Pat, se sentía fascinada porque parecía tener personalidad propia y decidida a compartir un poco sobre su mundo, y enseñarle cosas de tierra, a este sorprendente amigo acuático, el a cambio 
 comenzó a mostrarle algunos movimientos básicos mientras estaba aún flotando en el agua.
Por supuesto, Erik no tardó mucho en hacer giros maravillosos a su alrededor y  mostrando toda clase juegos submarinos.

Con cada ola rompiente encontró nuevos retos junto a Erik no había ningún obstáculo, y siempre andaban jugando como si estuvieran bailando entre las olas formando así juntos coreografías naturales donde ambos lucían genial sincronizados perfectamente sin importar ser de diferentes especies.

Días después crearon entre ellos  verdaderos vínculos profundos; los dos sabían cómo comunicarse, pero aquello no era suficiente y aunque, ninguna frase fuese pronunciada ni un sonido emitido solo miradas cómplices llenabas ambos espíritus felices por descubrirse juntos realmente únicos.

Erik, volvió para pedir a Neptuno que le convirtiera nuevamente en humano, pues quería tener posilidades que compartir algo más que surf con Pat, el dios del mar, viendo que las intenciones eran buenas, se lo concedió, y hoy andan juntos surfenado y haciendo skate, dos humanos que se quieren.

BukarteZ 2024




ALMA Y LUZ EMPODERADAS - BukarteZ

ALMA             LUZ 




Había una vez en un pueblo llamado Aurora, donde vivían dos amigas inseparables: Alma y Luz desde pequeñas soñaban con ser exploradoras y romper con los estereotipos de su época.

Alma anhelaba viajar por el mundo, mientras que Luz deseaba ser científica.

A medida que crecieron, se enfrentaron a críticas constantes sobre lo que "una mujer debería ser y hacer". Pero se mantuvieron firmes en sus sueños. Un día decidieron emprender una expedición al misterioso Bosque del Cambio, famoso por sus leyendas sobre empoderamiento.

En su aventura encontraron criaturas mágicas como el Dragón Sabio y la Mariposa Defensa, quienes les contaron historias de mujeres valientes a lo largo de la historia, como guerreras, científicas e inventoras.

Inspiradas por esos relatos, Alma construyó mapas detallados para futuros viajes y Luz logró descubrir nuevas plantas curativas, y nuevos descubrimientos celulares con  su microscopio.

Al regresar al pueblo compartieron sus experiencias y conocimientos con todas las niñas del lugar , creando un club donde promovían el aprendizaje sin límites ni prejuicios.

Con el paso del tiempo el pueblo transformó su visión sobre las mujeres gracias al valor de Alma y Luz; ahora cada niña podía soñar grande sin miedo a ser juzgada;  así nació un pueblo llamado "Aurora" como símbolo de esperanza e igualdad digna para todos y todas.

Las amigas se dieron cuenta de que su labor apenas comenzaba, el éxito del club atrajo a muchas niñas ansiosas por aprender y explorar nuevas posibilidades. Así que decidieron organizar una gran "Feria del Conocimiento". 

Invitaron a mujeres inspiradoras;  ingenieras, artistas y aventureras.

El día del evento, el ambiente rebosaba energía, las expositoras compartieron sus historias mientras los niños y niñas escuchaban atentamente fascinadxs por todo lo que las mujeres podían lograr. Una joven inventora mostró un robot para hacer las tareas del hogar, pues no era trabajo del genero femenino solo fregar y ser cuidadoras,  la mujer no era una criada para el hombre sino una compañera. Otra  mujer hablaba sobre sus viajes en motocicleta alrededor del mundo, y como conoció intepridas pilotas de coche y vehículos voladores. 

Alma, tomó la palabra y contó sobre su viaje al "Bosque del Cambio", donde aprendió que el miedo no tiene poder sí conectamos con nuestras pasiones auténticas.

Luz destacó cómo cada descubrimiento científico es construido sobre el trabajo colectivo de muchas mentes brillantes.

Inspiradas por estas discusiones vivas, los niños y las niñas comenzaron a cuestionar también los roles tradicionales asignados a cada género en el pueblo llamado Aurora. 

Algunos chicos incluso se unieron al club para fomentar cambios hacia igualdad en actividades consideradas “femeninas” o “masculinas”.

Con el tiempo, Amanecer fue escenario de diálogos constructivos entre jóvenes e integrantes más adultos acerca del respeto mutuo y apoyo comunitario; transformando viejos prejuicios en entendimiento.

Las chicas comenzaron pequeñas iniciativas ecológicas ayudando conservar su entorno como construcción colectiva porque sabían así sentar bases firmes para futuros proyectos dentro la comunidad desde cimientos solidarios.

Años después este evento recurrente celebró ya como tradición anual casi mágica, capaz de unir corazones con  diferentes realidades haciendo vibrar voces armoniosas bajo cielo claro recordando siempre legado acumulado y estimulante, haciendo florecer humanos únicos juntos en una comunidad inclusiva.

Así fue como Alma y Luz no solo cambiaron sus vidas; transformaron toda una ciudad.-

Tambien Javier, un machista empedernido que finalmente floreció en  ideas narrativas como invitación y pasión superadora versus limites antiguos establecidos, él unió perfectamente todo e hizo brillar un espacio de sueños femeninos y  masculinos todos por igual enriqueciendo trayectos personales.

Diversos marcos acción como el  amor al festival de la cultura, él quería seguir contando relatos eternamente pero prefería dejar final abierto y llenar de imaginación la mente cálida,  concentrándose en ideas alegres, ya que  había  aprendido esto,  recapacitaría sus experiencias, para vivirlas juntos en un  universo sin fronteras ni etiquetas, con un  valor de esplendor vitalidad,  frente adversidades. 

BukarteZ 2024

sábado, 19 de octubre de 2024

EL PINGÜINO SATURNINO - BucarteZ




EL pingüino Saturnino, es la historia de un ave marina soñadora que anhelaba viajar a Saturno, y por esa razón le cambiaron su nombre, que era bolita de algodón, a Saturnino, vivía en la helada Antártida, y Era conocido por su curioso carácter y su encanto único, y de como se pasaba las noches mirando a Saturno, pues le entusiasmaban sus anillos, sus amigos le cambiaron el nombre.


Una noche, mientras observaba las estrellas desde un iceberg gigante y muy brillante, Saturnino pensó; que le gustaría saber que había detrás de todo ese cielo estrellado, y llegar a ese planeta anillado, dejaba volar su imaginación, soñando que emprendería un viaje para llegar allí.

Un día, mientras correteaba por los icónicos glaciares, por culpa del cambio climático, su hielo se iba derritiendo desprendiéndose justo el trozo en el que estaba sentado Saturnino, comenzó a flotat las olas se los llevaron lejos de su hogar, yendo a la deriba, sin saber que hacer y pensando que con un poco de suerte, llegaría a Saturno, pues el creía que la tierra era plana, y en algún momento caería al espacio, y navegando en su trozo de hielo entre las estrellas “saturnaría” ; es decir, como aterrizar, pero en Saturno.

El hielo seguía su curso, durante un mes navegó sin saber que estaba pasando, sin embargo, no tenía problemas para cazar y beber agua, por lo tanto, podría estar meses navegando sin rumbo y sin ningún problema años enteros.

Pero un día, llegó a Saturno, o eso creía él, poco a poco su pedazo de hielo se iba derritiendo, impulsado a través del océano, finalmente llegó a la exuberante selva amazónica, para el Saturno.

Cada vez su cubito de hielo era más pequeño y más pequeño, pero con la suerte de que llegó a una playa.

Al tirarse al agua, era cálida, y la arena quemaba sus pies, se dio cuenta de que estaba rodeado de árboles frondosos, y un ruido que jamás había escuchado, pues donde vivía todo era silencio, no sabía que estaba sucediendo, Saturno era muy raro.

al explorar, cada vez iba más deslumbrado por los colores vibrantes y los sonidos llenos de vida, desconcertado pero emocionado, por haber llegado al lugar de sus sueños.

Saturnino no podía creer sus ojos, había unos pájaros exóticos y muy raros, colibríes danzaban entre las flores brillantes y tucanes coloridos hacían alarde de sus plumas. Aunque estaba fuera de lugar, decidió adaptarse a ese cálido y nuevo entorno

En su primer encuentro en la selva, conoció a Liana la Iguana, que se extrañó de ver, ese pájaro con elegante visto y andando de forma muy rara, pero como era muy simpática, inmediatamente lo acogió con amabilidad, Saturnino le contó su historia, y iguana muerta de la risa, le dijo que no estaba en Saturno sino en la selva amazónica, como era muy hospitalaria le ofreció que podía vivir en su árbol y acomodarse en sus ramas, pero Saturnino , no podía volar, solo caminar muy despacito, pues sus patitas eran muy cortas.

Liana llevó a Saturnino a conocer su mundo lleno de maravillas, le llevó a ver el río Amazonas, que era tan grande como el mar, que el conocía, con peces extraños y peligrosos, lleno de cocodrilos y con mucha vegetación a sus orillas salpicado de aves multicolores volando alto, con un ruido espantoso, miles de flores fragantes y de muchos colores., no era Saturno, pero era un lugar maravilloso.

Liana le presentó a la anciana árbol Xusara , una gran Jacarandá sabia que hablaba suavemente sobre las historias del tiempo pasado y cómo cada ser vivo tenía un papel importante en el equilibrio natural. Inspirándose en sus palabras incomprensibles sobre como proteger la naturaleza para futuras generaciones, despertó lo que había olvidado, porque había llegado él hasta allí, por ese mismo problema, el hielo se derretía.

Los días pasaron y Saturnino descubrió nuevas amigos, monos juguetones que le enseñaron cómo se balanceaban con gracia por las ramas de las lianas, una tortuga sabia compartió historias antiguas sobre como era aquello antes de la llegada de los humanos, incluso hizo amistad con jaguares tímidos pero amigables.

Poco a poco, Saturnino aprendió la importancia de preservar esa mágica selva tropical, así como del Ártico , y en definitiva, todo su planeta la Tierra, así como la importancia de hacer amigos no importa dónde estuvieras ni qué tan diferente fueras.

Tras meses disfrutando su nueva vida llena aventuras extraordinarias, como zambullirse en océanos azules hasta bailar bajo lluvias frescas, sintió nostalgia por su hogar antártico. Decidido a regresar aunque nunca olvidaría sus aventuras amazónicas.

Pasado un año, finalmente apareció otro trozo de hielo que se había desprendido, y despidiéndose de sus nuevos amigos se subió logró encontrar una nueva corriente marina poderosa que lo ayudaría volver donde pertenecía; los hielos eternos llenos inigualables alegrías junto con su familia pingüina.

Así fue cómo Saturnino compartió sus experiencias maravillosas, y de como no pudo llegar a Saturno, porque la tierra nunca se acababa, porque no era plana, por lo que seguiría soñando y anhelando conocer los anillos de Saturno.



BukarteZ 2010